Cambiemos comienza a romperse por dentro

El resultado de las negociaciones entre el espacio Pro y el espacio UCR en torno al armado de listas, dan como resultado la derrota por goleada del centenario partido de Alfonsín y Sanz. Las negociaciones comenzaron, distrito por distrito, hace algunas semanas y el resultado, salvo alguna excepción, fue el mismo: el Pro no cede, y la UCR lo mira de afuera.

Tal es la bronca, que en el ámbito nacional la UCR comenzó a cortarse sola. En la cámara de Diputados, el radical Mario Negri realizó una convocatoria a la que, por primera vez, sólo incluyó radicales. Entre los más alejados de la idea de mantener la alianza, se encuentran Diego Mestre (Córdoba), Carla Carrizo (Ciudad de Buenos Aires) y Miguel Nanni (Salta). La premisa de la reunión fue simple: no trabajar más por el Pro, terminar las concesiones innecesarias en los distritos.

Marcos Peña ya lo sabe, no van a aplaudir sus discursos en la cámara baja, como no aplaudieron su última participación cuando ofreció un informe. Fue el día después de que la UCR se ausente por completo a la reunión de interbloque. Tampoco los espera en las reuniones semanales de la Casa Rosada.

“Lo que el Pro no se da cuenta, es que esto es un suicidio ante las cámaras. El Pro no tiene territorio, mientras que la UCR sí. Y nosotros estamos renovando 24 de un total de 38 diputados nacionales. Si nosotros perdemos, pierde el Pro, dado que disminuirá notablemente su presencia territorial”, aclaran desde la bancara UCR.

En Córdoba, por ejemplo, el intendente de la capital Ramón Mestre pidió incluir a su hermano en la lista. El Pro le respondió que el que encabezaba la lista era Héctor Baldassi, y que los lugares disponibles para la UCR eran los dos femeninos, dejando fuera a Diego Mestre. En Santa Fe, el PRO bajó a Mario Barletta de la lista, pese a medir más que cualquiera de sus compañeros de alianza. La razón radica en que los macristas no quieren a Barletta, dado que es un rival acérrimo del singular Miguel del Sel, que hacía campaña disfrazado de “La Tota”.

En la provincia de Buenos Aires las cosas no están mucho mejor. Al tira y afloje del sprint final se le suman la seguidilla de errores de Daniel Salvador, que pareciera erigirse como todo un símbolo de la imagen de la UCR de las últimas décadas: lento de reflejos, poco carismático y sin peso político. No es de extrañar que no haya logrado cumplir con su promesa de intermediar con María Eugenia Vidal para conseguir lugares en la lista. La bronca del centenario partido recayó sobre su figura, a quien le tiran toda la responsabilidad en la faraónica tarea de obtener el respeto político del Pro. Pareciera que Cambiemos cumple la máxima de cualquier otra alianza. En años de transición caminan el país de la mano, pero cuando llega el momento de aplicar “la lapicera”, es la ley de la selva. (www.REALPOLITIK.com.ar) 

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