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9 de julio de 2017 | Política de medios

Informe REALPOLITIK

Mirar hacia adentro: Cambiemos y la corrupción en su círculo íntimo

La puja entre la “purga sanadora” y el “status quo” dentro de la fuerza que gobierna la provincia de Buenos Aires es cada vez más apremiante. En el primer grupo se encuentra la fuerza joven del PRO, comprometidos con un discurso de cambio profundo y nuevas caras, alejados de viejos axiomas relacionados con el enriquecimiento personal a costa del Estado.

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por:
Santiago Albizzatti

La puja entre la “purga sanadora” y el “status quo” dentro de la fuerza que gobierna la provincia de Buenos Aires es cada vez más apremiante. En el primer grupo se encuentra la fuerza joven del PRO, comprometidos con un discurso de cambio profundo y nuevas caras, alejados de viejos axiomas relacionados con el enriquecimiento personal a costa del Estado. En el segundo grupo, que por ahora retiene la mayoría, se enfilan los que creen que el discurso de cambio fue poco menos que un “relato de campaña”, un catalizador de votos y que, llegados al poder, todo seguirá igual.

Son aquellos que prefieren sostener la realidad tal como está, con un Estado que controla poco e ineficientemente a aquellos que deben administrar el dinero de todos, permitiendo ciertas prácticas non sanctas que favorecen financieramente a los que tienen el poder de tomar decisiones. La puja llegó a la campaña nacional. En recientes declaraciones, Elisa Carrió aseguró que el presidente Mauricio Macri quiere que haya justicia en los casos de corrupción "aunque caigan algunos de su círculo íntimo".

Para el lector improvisado, la última frase representa a su padre, Franco Macri, y a su primo, Ángelo Calcaterra, cuestionado empresario de la construcción. Desde la Gobernación, sin embargo, entendieron que la sentencia se estira hasta tomarles el brazo a ellos. “Hay muchos intendentes corruptos en nuestra fuerza. Mucha gente que sigue repartiendo dinero del Estado como si fuera de ellos y manejándose como los líderes de una mafia”, aseguran desde el círculo íntimo de María Eugenia Vidal.

Aquello puede referirse a intendentes sindicados como agentes de corrupción e imputados en numerosas causas, como es el caso de Néstor Grindetti en Lanús u Oscar Luciani en Luján, pero también abarca a ministros bonaerenses como Cristian Ritondo, que pagó 24 millones de pesos por un catering y llevó adelante una licitación secreta de chalecos antibala para devolverle un favor a su amigo y presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici.

También debiera involucrar al titular de la cartera de Desarrollo, Santiago López Medrano, que ha remodelado innumerables veces sus oficinas y cuyos catering y “cafecitos” han sido famosos por su elevadísimo costo. En la privada de Medrano, uno de sus secretarios atendió a REALPOLITIK y bromeó: “Es que a Medrano le sirve el Nespresso George Clooney. ¿What else?”.

Párrafo aparte se merecen Grindetti y Luciani. Sus actos de corrupción, intentos de coimas y sobornos, sus vinculaciones con barras bravas y hasta con muertes de bebés, son tan fuertes e impactantes que hasta la gobernadora de la Provincia ha buscado mantenerlos lejos durante la campaña legislativa. Hoy, son un dolor de cabeza para Cambiemos.

¿Qué hacer con un intendente como Grindetti? La respuesta puede que sea más compleja de lo que aparenta a simple vista. El alcalde de Lanús está acusado de utilizar sus fuerzas privadas (entiéndase, barras bravas de Lanús como Diego “Fanfi” Goncebate, implicado en la desaparición del financista Hugo Díaz) para vender protección a kioscos de droga en la Villa Diamante. La impunidad que cree tener lo llevó a negar que conocía a la barra brava de Lanús y, esa misma semana, subirse a un estrado con ellos para brindar un discurso.

Pero con todo lo peligroso que es Grindetti, aun le queda mucho camino por recorrer para acercarse al nivel de temeridad que inspira el intendente de Luján. Sería imposible hacer una descripción completa de la kilométrica fila de denuncias en su contra, por lo que sólo nos atenemos a los últimos meses. Acusado de encubrir a un funcionario municipal que intercambiaba bolsones de alimentos por sexo con niñas menores de edad, decidió insólitamente que el acusado siga trabajando en escuelas primarias.

Luego se lo acusó de impulsar la candidatura de un bolichero con causas por corrupción como defensor del Pueblo. Recientemente, el pueblo entero se manifestó ante el Concejo Deliberante de Luján denunciando que Luciani y su secretario de Salud, Ricardo Curone, intentaron sobornar a una familia que acababa de perder a su pequeña beba de ocho meses por la mala praxis del Hospital de Luján, para que no llamen a los medios y a los abogados. Y esto sólo en los últimos seis meses.

Vidal se reunió con Federico Salvai, su hombre de confianza, y planteó el interrogante: “¿Cómo librarnos de los corruptos?”. Tal vez no sea necesario. Quizá, la estrategia será la de implantar un nuevo discurso, una suerte de “relato renovado” en donde el foco se sitúe en otra parte, probablemente en la inseguridad o el rumbo de la economía. Es que, en materia de corrupción, Cambiemos pareciera no tener vuelta atrás. (www.REALPOLITIK.com.ar


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