General Madariaga: Entre la llanura y el mar

La historia del partido de General Madariaga se confunde hasta mediados del siglo XIX con la de su antiguo vecino Monsalvo. Durante el siglo XVIII, la frontera había avanzado al sur del Rio Salado hasta alcanzar los pagos del Tuyú hacia 1800, y en la zona se inició una lucrativa explotación ganadera y saladeril.

Los primeros habitantes fueron gauchos y estancieros, que le dieron vida a la comarca. Hacia 1825, Juan Manuel de Rosas encargó a los agrimensores Senillosa y Gutierrez la tarea de mensura y deslinde del partido de Monsalvo y los pagos de Tuyú, en vista a su urbanización. En 1865, ante el desarrollo de la región, el gobierno provincial subdividió el partido de Monsalvo y así nació el actual partido de General Madariaga.

En 1876, el juez de paz Enrique Tejerina, junto al apoyo de los vecinos, gestionó la creación de un pueblo destinado a cabecera del partido, hasta entonces de naturaleza rural. Pero la carencia de tierras fiscales en el territorio del partido y a la necesidad de expropiar y adquirir terrenos privados, demoró décadas el proyecto.

En 1882, el juez de paz Teodoro Serantes obtuvo la aprobación final del gobierno provincial y el 26 de septiembre de ese año se dictó la ley respectiva. Pero recién en 1907, el destacado vecino Benjamín Zubiaurre tomó la bandera y encaró la fundación de un pueblo en terrenos de su propiedad. Por aquel entonces, existía ya una traza ferroviaria que impulsaría a la nueva población, y que tenía una estación conocida como “Divisadero”.

El flamante pueblo se conoció como “Colonia Divisadero” hasta que, en 1910, se le otorgo el nombre de General Madariaga, en honor al militar argentino Juan Madariaga (1824-1879), cuya familia tenía terrenos en la zona y contribuyó de forma decisiva a los primeros pasos del pueblo.

La nueva fundación prosperó durante el siglo XX y sumó la actividad turística a partir de la década de 1930, en los vecinos balnearios de Ostende, Pinamar y Villa Gesell. En 1978, se escindieron del partido los balnearios para conformar dos nuevos municipios urbanos: Pinamar y Villa Gesell, ante el auge turístico que habían tenido.

General Madariaga debe su reputación al turismo rural, y a la preservación de la herencia gauchesca que se respira en la zona y le ha dado importantes señas de identidad. Semillas que sigue regando su pueblo, con la vista al futuro. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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