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6 de agosto de 2017 | Política de medios

Informe REALPOLITIK

¿Cristina sólo gana en la provincia de Buenos Aires?

Las encuestas electorales de este año marcan dos diferencias sustanciales con las de la mayoría de las contiendas anteriores. Se han ordenado más del doble que en las elecciones del 2015, y por primera vez en muchos años, todas arrojaron el mismo resultado para el primer puesto.

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por:
SANTIAGO ALBIZZATTI

Las encuestas electorales de este año marcan dos diferencias sustanciales con las de la mayoría de las contiendas anteriores. Se han ordenado más del doble que en las elecciones del 2015, y por primera vez en muchos años, todas arrojaron el mismo resultado para el primer puesto.

Solamente desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires se ha mandado a hacer encuestas con más de once agencias diferentes. Lamentablemente para la coalición Cambiemos, todas tuvieron el mismo resultado: gana Cristina. Otro dato remarcable de las elecciones de medio término de este año es que hay muy pocos indecisos. Tan pocos, que la cifra no alcanzaría el 7 por ciento. Esto permite que las encuestadoras, que vienen de darse un golpe en las presidenciales 2015, se atrevan a afirmar que sus resultados tienen una probabilidad del 95 por ciento.

¿Queda margen de error? Siempre queda, aunque esta vez es notoriamente bajo. Esteban Bullrich, que encabeza la lista de Cambiemos, oscila entre los 23 puntos que le otorga la encuestadora Aragón y los 40 que le endilga CIGP. Cristina Fernández de Kirchner se mueve en un margen más pequeño, entre los 32 puntos que le da Haime y los casi 41 que asegura Query. Aunque tienen un techo similar, el resultado favorecería a la ex presidente, que promedia en los 36.27 puntos, sobre los casi 31 de Bullrich.

Nadie esperaba algo así, ni siquiera los más optimistas kirchneristas. Hace poco menos de una semana, el equipo de trabajo que rodea a Cristina le aseguró a REALPOLITIK que “esperábamos algo mucho más bajo. Incluso se especuló con no participar. Esto está muy por encima de lo que pensábamos. Es una gran alegría ver la respuesta de la gente”. El “Efecto Cristina” hizo eco en todo el armado K. En la Legislatura, por ejemplo, las heridas que dejó la derrota del 2015 fueron cicatrizando hasta alcanzar la unidad entre el kirchnerismo y el PJ, especialmente luego del reclamo de unidad de CFK, al que todos respondieron obedientes.

Hoy, no son pocos quienes creen que un buen resultado en las legislativas de este año colocaría a Cristina Kirchner en una posición de ventaja para competir nuevamente por la presidencia de la Nación en 2019.

La situación en la vereda de enfrente ayuda. El clima general para con el gobierno de María Eugenia Vidal es de decepción. Aquí también entran en juego las encuestas. Cuando en la calle 6 de la ciudad de La Plata vieron que los números no cerraban mandaron a consultar a la gente. Los resultados: se mantiene la corrupción, especialmente con las licitaciones públicas; la economía no alcanzó nunca el prometido “segundo semestre”; el bolsillo se resiente ante los constantes aumentos en los servicios y ya se ha alcanzado el récord histórico de comercios cerrados en un lapso de doce meses. Récord que se une al alcanzado hace menos de un mes, en materia de toma de deuda en moneda extranjera. María Eugenia Vidal sueña con esa palabra: decepción.

Incluso se ha vuelto a diagramar la estrategia de campaña para que Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Esteban Bullrich trasladen sus timbreos a localidades afines. Lejos de los bastiones de la provincia de Buenos Aires, Macri se pasea por Bahía Blanca, en donde el intendente macrista Héctor Gay le aseguró que obtendrán un buen resultado. Vidal, mientras tanto, recorre los canales de televisión, en donde es bien recibida al calor de la pauta publicitaria provincial.

Sostiene, por otro lado, una dura batalla con los gobernadores peronistas, que pidieron una audiencia con la Corte Suprema de Justicia para marcar su posición sobre el reclamo presentado por la gobernadora bonaerense para que se elimine el tope de 650 millones de pesos anuales de los fondos coparticipables que se envían a la provincia de Buenos Aires. Entre la derrota electoral que le depararía el futuro cercano y la guerra con los gobernadores peronistas se entrelaza la pesadilla de su futuro político, cada vez más lejos del sillón de Rivadavia.

El auxilio vino de donde nadie lo esperaba. El miércoles amaneció con la noticia de que el ex presidente Eduardo Duhalde pretendía darle batalla a Cristina. Hoy en día, Duhalde tiene menos representación que Florencio Randazzo, lo cual ya es mucho decir, pero no deja de mover algunos hilos en la vieja estructura peronista bonaerense. Preguntado por el futuro de CFK, “el Cabezón” aseguró que “la historia de Cristina termina en el Senado”.

El ex presidente no buscó darle tranquilidad a María Eugenia Vidal, sino sumarse a “La Liga”, un grupo de gobernadores peronistas que, impulsados por el poco arrastre que tiene Cristina Fernández fuera de la provincia de Buenos Aires, pretender alzarse como el polo de resistencia dentro de la estructura partidaria. El objetivo de éstos es de aislar a CFK dentro de la provincia de Buenos Aires, y acompañar el movimiento con la búsqueda de un líder que pueda vencer a Mauricio Macri o a María Eugenia Vidal en el 2019, mientras conjuga los intereses del espacio.

Lo hayan pretendido o no, la estrategia por ahora viene viento en popa. Tal y como lo aventuró Duhalde, “Cristina va a ser senadora, ya que gana o empata”. No obstante, queda la segunda parte del plan de “La Liga”: que su poder se limite a su banca del Congreso, como ha ocurrido con otros ex presidentes. “Que se quede en el molde. Ahí tiene sus fueros y no molesta a nadie”, afirmaron el jueves desde el círculo íntimo del gobernador tucumano Juan Manzur.

Por el momento, cada uno tira de la soga para su lado. Cristina puja por ganar las elecciones parlamentarias de este año y lo está logrando. “La Liga” busca que Cristina limite su poder a la provincia de Buenos Aires, y lo están logrando. María Eugenia Vidal quiere ganar las elecciones de octubre y, de paso, perfilarse para las presidenciales de 2019. Por el momento, sigue participando. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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