Con 6.915 votos de diferencia y 438 mil por escrutar, surgen las primeras pruebas de la manipulación

El Teatro Argentino de la ciudad de La Plata ya está listo para comenzar el escrutinio definitivo. Además de los 38 mil votos recurridos e impugnados, aún queda un 4,32 de las mesas sin escrutar, que representan algo más de 400 mil votos que aun son un misterio. Teniendo en cuenta que la diferencia entre Cristina Fernández y Esteban Bullrich es de 6.915 sufragios, el escenario continúa abierto a cualquier resultado.

La situación que rodea al recuento es de extrema tensión. Tal vez en respuesta a ello, el juez Juan Manuel Culotta, a cargo del operativo, ordenó que quede apostada alrededor del teatro una pequeña flotilla de patrulleros.

Hasta esta mañana no se había presentado ningún partido a hacer impugnaciones u observaciones. A este paso, en pocas horas comenzará el único recuento que tiene validez legal para la Justicia Electoral.

El escrutinio provisorio llevado a cabo el domingo, a cargo de la empresa española Indra pero controlado políticamente por el Gobierno, fue poco menos que bochornoso. La ex presidente Cristina Fernández lo calificó como “una construcción visual en el prime time de la TV”. Las pruebas, mal que le pese al equipo electoral de María Eugenia Vidal y Guillermo Montenegro, parecieran estar a favor de CFK.

Existieron dos manipulaciones diferentes pero, aun así, complementarias. Según la Planilla de Registro de Carga de Datos (PRCD), se cargaron primero las secciones en donde el gobierno de María Eugenia Vidal tenía una presencia más fuerte, y se dejó aquellas que favorecen a la ex presidente para la madrugada para, finalmente, interrumpirlas en cuanto la tendencia marcaba un triunfo kirchnerista. Así, se apuró el conteo en la Cuarta sección, la Quinta, la Sexta y la Séptima. Para las tres de la mañana, según los propios datos del centro de cómputos, estas cuatro secciones estaban escrutadas en un promedio del 98,26 por ciento cada una.

La Primera, la Segunda y particularmente la Tercera sección, tienen dos características peculiares: una densidad poblacional mayor a todas las demás secciones juntas y apoyan, en su mayoría, al Frente para la Victoria. El domingo compartieron otra particularidad. Se atrasó deliberadamente su escrutinio y, finalmente, se lo interrumpió cuando todavía faltaba más del 5 por ciento de las mesas por cargar en el sistema.

El caso de la Tercera sección es paradigmático. Es la sección de mayor incidencia poblacional de la provincia, y cuando la lista de Unidad Ciudadana se imponía por más de 13 puntos de diferencia, se interrumpió súbitamente el conteo y se mandó a los trabajadores a su casa.

Queda, no obstante, un sabor amargo por el bunker de Unidad Ciudadana. Con la mayoría del país perdido, se esperaba una elección en la que la provincia de Buenos Aires se embandere como un bastión de resistencia.

Las encuestadoras, que otra vez volvieron a equivocarse, le otorgaban una ventaja de más de cuatro puntos, existiendo la posibilidad incluso de una sorpresa aun mayor de último momento. No ocurrió así. En las próximos días se conocerá el nombre del ganador definitivo, que difícilmente pueda despojar a Cambiemos de esta sensación de que lo que se intentó lograr, ya se logró. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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