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15 de agosto de 2017 | Campo

Panorama REALPOLITIK

Reintegro de exportaciones agropecuarias, una medida que no alcanza

En materia de políticas económicas destinadas al sector agropecuario, el gobierno nacional exhibe como un logro de gestión y “promesa cumplida” la quita de retenciones al maíz, trigo y girasol, la baja en soja y la devaluación del peso frente al dólar. De acuerdo a esta línea de pensamiento, gracias a estas medidas la cadena agroindustrial salió a flote y pudo incrementar su rentabilidad.

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En materia de políticas económicas destinadas al sector agropecuario, el gobierno nacional exhibe como un logro de gestión y “promesa cumplida” la quita de retenciones al maíz, trigo y girasol, la baja en soja y la devaluación del peso frente al dólar. De acuerdo a esta línea de pensamiento, gracias a estas medidas la cadena agroindustrial salió a flote y pudo incrementar su rentabilidad.

Pero con casi medio mandato de la coalición Cambiemos cumplido, la realidad indica que la cadena de valor agropecuaria sufrió el embate del incremento de los costos, la elevada inflación, la apertura de importaciones y las gestiones fallidas al momento de ganar mercados en el exterior.

En relación a este último punto, el gobierno implementó a principio de año una suba en el reintegro a las exportaciones para una amplia variedad de sectores productivos. El origen de esta medida se puede entender desde la idea de que la readecuación del tipo de cambio es una solución a corto plazo para mejorar la situación de quienes exportan productos agropecuarios.

El segundo semestre de 2017 permite visualizar a rubros como la fruticultura y producción avícola inmersos en una crisis estructural de la cual no pueden despegar, más allá del paliativo que supone el incremento en el reintegro de exportaciones.

El caso de la industria avícola, con marcada presencia en la provincia de Buenos Aires, es un claro ejemplo de este delicado escenario. Con una fuerte pérdida de competitividad en el ámbito local y una evidente caída en los mercados extranjeros –además de la suba de tarifas que impactó por debajo de su línea de flotación- el incremento en los reintegros no alcanzó a compensar el desequilibrio en sus números.

La caída de mercados externos para los avícolas es una muestra elocuente del escaso alcance que esta medida tuvo en ese eslabón productivo. En el transcurso de 2017, Brasil y Estados Unidos se adueñaron de destinos que figuraban en la agenda argentina, como Rusia, Europa, Ecuador y Emiratos Árabes. Como agregado, la estructura de costos del sector, la presión tributaria y los altos costos de transporte domésticos restan puntos para ser competitivos en el plano internacional.

Por su parte, la producción de frutas también vive un escenario de alta complejidad. Por un lado de la balanza, disminuye la superficie dedicada a estos cultivos y las importaciones cada vez mayores hacen tambalear a la industria local. Frente a este panorama, el gobierno nacional fustiga a los productores y les aconseja “reconvertirse” porque no han sabido adaptarse a las necesidades del mercado. Y como corolario, anuncia por todos los medios exportaciones de cítricos a Estados Unidos por un monto de 20 millones de dólares que en la realidad todavía no se concretaron.

De esta manera, queda claro que el reajuste del tipo de cambio como única medida para mejorar la competitividad de las exportaciones agropecuarias. Y si bien el aumento en el reintegro en las exportaciones es una estrategia acertada en este camino, el actual contexto de crecientes subas de costos, inflación y tarifas de servicios, hace que los beneficios obtenidos se diluyan con rapidez. (www.REALPOLITIK.com.ar)

 


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