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27 de agosto de 2017 | Política de medios

Informe REALPOLITIK

Luego del triunfo de Cristina Fernández en las PASO, Massa y Randazzo comienzan a mover las piezas

El resultado de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) no dejó conforme a nadie. Cristina Fernández de Kirchner esperaba un triunfo holgado, que ronde entre los 6 y los 8 puntos, y no lo obtuvo. María Eugenia Vidal, que tenía tan poca fe en Esteban Bullrich que decidió cerrar ella misma la campaña, esperaba una derrota similar.

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por:
Santiago Albizzatti

El resultado de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) no dejó conforme a nadie. Cristina Fernández de Kirchner esperaba un triunfo holgado, que ronde entre los 6 y los 8 puntos, y no lo obtuvo. María Eugenia Vidal, que tenía tan poca fe en Esteban Bullrich que decidió cerrar ella misma la campaña, esperaba una derrota similar. No obstante, con el correr de las horas del domingo 13 de agosto y el avance de la fuerza oficial en el escrutinio provisorio, la gobenadora y sus súbditos se ilusionaron con la posibilidad de un triunfo que se les escapó en el último minuto. Sergio Massa, que con el último aliento explicó las bondades de “la ancha avenida del medio”, se encontró con un resultado decepcionante. Un cómodo tercer lugar que lo ubica, como admitió Margarita Stolbizer, “entre el equipo de los perdedores”.  Para Florencio Randazzo fue simplemente un papelón. La peor elección en la historia del Partido Justicialista lleva su nombre en el título, y de poco y nada sirvieron sus explicaciones y las de Paula Lambertini. Fue un fracaso hecho y derecho.

Los primeros en aceptar la derrota fueron los integrantes del gabinete de Mauricio Macri, quienes adelantaron el miércoles que “Cristina probablemente nos gane por un puñado de votos, algo cercano a los 20 mil”. María Eugenia Vidal decidió esperar algunas horas más, con Federico Salvai comunicándose permanentemente con las autoridades que la Justicia Electoral mantenía al pie del cañón en el Teatro Argentino. Ya con la incuestionable derrota en sus manos, habría dado dos órdenes precisas: despedir a la asesor que decidió prematuramente que dirigentes de alto rango de Cambiemos suban al escenario a festejar, y bajar la línea a todo el equipo de que “las PASO ya pasaron” y de mantener “la idea general del empate técnico”.

Hecha la autocrítica, comenzó el tiempo de la estrategia. Desde Cambiemos parecen estar decididos a fagocitar al espacio de Sergio Massa a como dé lugar. En primer lugar, citaron al mismísimo candidato a senador nacional al despacho de un conocido sobre la calle Balcarce y entablaron una negociación en la que hubo mucho en juego. El peligro es doble: que los votos de Un País se fuguen hacia Unidad Ciudadana, y una potencial alianza de todo el arco peronista que liquide las aspiraciones de María Eugenia Vidal para el 2019. Según testigos, el resultado de la reunión fue ambiguo. Massa se llevó un cargo de relevancia dentro de la estructura del BCRA y prometió esperar un poco en la unión peronista.

Desde Unidad Ciudadana, según las propias palabras de Wado de Pedro, están “jugando a las bochas. Los preocupamos con las PASO, pero lo que realmente nos importa es el 2019”. De acuerdo a esta línea, mientras Cristina Fernández de Kirchner pretende distraer a la oposición con una convocatoria a festejar el escueto triunfo en las últimas elecciones, la mira está puesta en la unidad total para el 2019. Un triunfo asegurado, según los especialistas en la materia. Para ello, se reunieron Máximo Kirchner y Sergio Massa en una propiedad de General Rodríguez. Allí se pusieron de acuerdo en algunos puntos clave en relación a una futura unidad. Al candidato de Un País le interesa, pero quiere ser él quien encabece la lista. A Cristina Fernández no le parece nada descabellado. Es consciente de su propio techo. Hay que ver qué opinará Florencio Randazzo, el más reacio de los tres.

Por el momento, Sergio Massa comenzó a desarmar parte de su estructura. Retiró el apoyo financiero en la mayoría de los distritos y dejó a los candidatos librados a su suerte. En La Plata, por ejemplo, se quedó afuera de todo José Ramón Arteaga y prácticamente todos sus candidatos a concejales. Al único que tiene una mínima posibilidad de renovar la banca del Concejo Deliberante, Gastón Crespo, ya no le atienden el teléfono. El abandono se repite, una y otra vez, en casi todos los distritos de la provincia de Buenos Aires. Con la provincia ya perdida, todo da a entender que Sergio Massa está concentrado en sus aspiraciones personales, los cargos que pueda obtener de Cambiemos y una eventual alianza panperonista para el 2019.

Por último –en todo sentido-, Florencio Randazzo. El candidato de Cumplir prácticamente no tiene nada con qué negociar. Cosechó una cantidad asombrosamente baja de votos y ya no puede detener la purga de candidatos que, en bandadas, comenzaron a dejar la estructura en toda la provincia. Que el último apague la luz. Sus propios intendentes instan a sus militantes a cortar boleta y hace apenas unas horas renunció otro de sus candidatos a diputado nacional. Poco y nada le queda a Randazzo, que comienza a mirar con buenos ojos una alianza a 24 meses con Cristina Fernández y Sergio Massa que lo devuelva a la vereda de los que mandan. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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