Desorden administrativo: funcionarios de Sánchez Zinny cobran sus sueldos en el ministerio de Salud

El desorden en el que está sumido el ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires no tiene un único responsable. No lo es Andrés Scarsi, actual ministro, como tampoco lo fue en su momento Zulma Ortíz. Ni siquiera es la culpa de la temible Romina Rodríguez, que carga sobre sus jóvenes espaldas más de diez denuncias por violencia laboral. Es la culpa de todos ellos juntos, que colaboraron y colaboran actualmente para que un ministerio sumido en la más oscura de las organizaciones, continúe cuesta debajo de manera indetenible.

Los problemas son tantos que es imposible saber por dónde comenzar. Decenas y decenas de contratos para personas que nunca asisten a la oficina, como lo fueron Casabella Dávalos o Jorge Molina, padre del intendente de Quilmes. Sanitarios a los que se le organizan “fiestas de cumpleaños” cada vez que cumplen un nuevo aniversario clausurados; personas encadenadas en la puerta; oficinas colgadas de la luz del vecino; 46 funcionarios cobrando extras por docencias que nunca cumplen; centros de salud que se quedan sin luz porque el ministerio olvida pagar las cuentas y numerosos funcionarios que trabajan en cualquier ministerio menos en el de Salud, donde cobran su sueldo.

En este escenario, casi parece una nimiedad que funcionarios del círculo íntimo de Gabriel Sánchez Zinny, ex lobista de empresas privadas y actual ministro de Educación, cobren sus sueldos en el ministerio de Salud. Uno de ellos de Francisco Pigretti, ex director provincial de Infraestructura Hospitalaria con una extensa trayectoria en IBM, que decidió dejar el cargo en las últimas horas para ir a trabajar al ministerio de Educación. De éste modo, Pigretti recorre el mismo camino que Marcelo di Mario, otro ex funcionario de Salud que ahora pertenece al equipo de Sánchez Zinny. Ambos, no obstante, continúan cobrando sus haberes en las oficinas de la calle 51. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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