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23 de septiembre de 2017 | Municipales

LA PLATA | Entrevista REALPOLITIK

Violento desalojo y desidia estatal para una vecina de La Plata

En marzo de este año, Marian Copello fue violentamente echada de la casa que alquilaba en barrio Hipódromo. Sin techo ni trabajo, consiguió que le prestaran una casilla que se inunda cada vez que llueve. La comuna le prometió ayuda pero todavía no obtuvo respuestas. “Hasta el día de hoy nadie me llamó", confió a REALPOLITIK.

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En marzo de este año, Marian Copello fue violentamente echada de la casa que alquilaba en barrio Hipódromo. Sin techo ni trabajo, consiguió que le prestaran una casilla que se inunda cada vez que llueve. La comuna le prometió ayuda pero todavía no obtuvo respuestas. “Hasta el día de hoy nadie me llamó", confió a REALPOLITIK.

A continuación, la entrevista completa.

RP.- ¿Cómo fue que perdió la casa donde vivía?

Yo estaba alquilando en 45 121 y 122, donde viví casi dos años. Pero tuve problemas porque el señor del alquiler tenía el hijo preso, que se llama Damián Coria. Le dieron una libertad asistida y nos mandó a sacar con unas personas armadas, no sé quiénes eran. 

Este señor empastillaba al padre, yo me quise meter para que no le dé Rivotril. Yo le daba de comer al dueño de la casa, él tenía una pensión de 20 mil pesos y cada vez que cobraba, desde que salió su hijo del penal, le desaparecía la plata. Aunque tampoco nos basábamos en eso porque el señor tiene demencia senil. 

Nosotros con mi marido lo llevábamos al hospital, la hija que es abogada no se quiso meter en su momento, entonces nos hacíamos cargo de sacarlo a pasear y todo eso. No obstante siempre le desaparecía el sueldo al señor. 

Tuvimos problemas con eso porque yo siempre me metía para que no lo empastillaran, yo tenía mucha bronca por eso. Cuando nos sacó esta gente armada fuimos al juzgado, hicimos la denuncia, y cuando fui a sacar mis cosas de la casa me dieron la mitad. 

Con las pocas cosas que teníamos no sabíamos a dónde ir, y fuimos a parar a la calle. Después fuimos a lo de mi hermana, que tiene una casilla chiquitita. Me quedé sin mesa, sin sillas; solamente tenía un colchón y dormíamos en la cocina de mi hermana. 

RP.- ¿Qué otros antecedentes hubo de violencia en el lugar donde alquilaba?

En lo del señor había otro inquilino al lado, que es odontólogo, se llama Cristian Paniagua y también tuvo problemas: lo echaron del lugar el mismo día que a nosotros, y encima tuvo que pagar como 5 o 6 mil pesos por sacar sus cosas del domicilio. Fue todo un problema.

Cuando me quisieron hacer pagar yo no quise, entonces empecé a hacer denuncias y denuncias. La persona que me avisó que no íbamos a poder sacar nuestras cosas porque nos esperaba gente armada fue este vecino, el odontólogo. 

Ahí empecé a andar en la calle, mi marido es soldador, hacía herrería y se quedó sin herramientas. Estuvimos en lo de mi hermana pero el lugar empezó a quedarnos chico, ella tiene a su hijo y nieto, era muy chiquita la casa.

RP.- ¿Se mudaron a otro lugar?

Sí, a una casilla en Olmos -en la esquina de 36 bis y 182- que cada vez que llueve se me inunda todo. Vivo solamente de la asignación por hijo. Ahí empecé a hablar con el municipio, me contacté con Gabriel Bruera y me dijo que iba a ver cómo podía darme una mano.

A la semana tuve noticias de la subsecretaría de Desarrollo del municipio, me dijeron que iba a venir a verme una asistente social. Les pedí por favor que alguien me diera una mano, para empezar a trabajar en algo, algún plan de emergencia, lo que sea para salir de esta situación.

Me dijeron que en esa semana iban a verme. Hasta el día de hoy nadie me llamó ni recibí ningún tipo de ayuda. Esto fue hace aproximadamente cinco meses.

RP.- ¿Qué es concretamente lo que le pidió al municipio?

Yo pido, más allá de lo legal y el manoseo que me hicieron mientras cuidé al dueño de la casa donde vivía, que me ayuden. En cada lluvia me entra agua, tuve que poner nylon porque se mojaban las paredes. Les pido aunque sea un trabajo en una copa de leche, lo que sea como para poder pagar un alquiler y salir de ahí.

En esta casilla estoy sola, y a veces viene el papá de mi nene a quedarse con nosotros porque él está buscando trabajo todo el tiempo. Busco aunque sea un trabajo digno como para tener un sueldo todos los meses, y poder alimentar a mi bebé y mi otro hijo que es mayor.

Desde el municipio me prometieron una heladera y nunca me llegó. Pero no me importa, a mí lo que me interesa es tener algo como para sostener a mi familia. En marzo me echaron, y desde ese día hasta hoy estoy sufriendo todo esto. 

La gente que pase por mi casilla va a ver que hay un cartelito donde yo vendo sándwiches. Yo estoy convencida de que nos echaron de la casa que alquilábamos para que no nos metamos y el hijo le pudiera robar tranquilamente al papá. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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