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17 de octubre de 2017 | Provincia

Panorama REALPOLITIK

En la misma cárcel desde donde se fugaron los Lanatta, ahora murió un preso por falta de médicos

La unidad penitenciaria Nro. 30 fue inaugurada hace poco más de quince años, el 6 de abril del año 2000, con bombos y platillos. En aquel entonces se aseguró que el penal, que lleva la clasificación de “máxima seguridad”, era infranqueable y un modelo para el resto de los penales de la provincia de Buenos Aires.

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La unidad penitenciaria Nro. 30 fue inaugurada hace poco más de quince años, el 6 de abril del año 2000, con bombos y platillos. En aquel entonces se aseguró que el penal, que lleva la clasificación de “máxima seguridad”, era infranqueable y un modelo para el resto de los penales de la provincia de Buenos Aires.

Allí, los presos podían estudiar en cualquiera de las dos escuelas que funcionan dentro del predio, la educación primaria de adultos Nro. 703 “Paulo Freire” y la de educación media Nro. 3, se organizaban cafés literarios y se presentaban obras de teatro.

Paralela a esta historia de reinserción social, se tejía otra muy distinta. Para el año 2014 se recibieron las primeras denuncias de superpoblación dentro del penal. Había tres presos por celda, en condiciones de hacinamiento y todo el lugar evidenciaba una preocupante falta de mantenimiento.

Su triste celebridad, no obstante, llegaría el 27 de diciembre de 2015, cuando Víctor Schillachi, Martín Lanatta y su hermano Cristian se fugaron del penal cerca de las 2.30 de la mañana con un arma de juguete, montados en un Fiat Uno modelo 92.

Hace algunas horas, el penal volvió a ser noticia por la muerte de un interno sin que haya ningún médico para asistirlo en toda la unidad penitenciaria. A raíz de este bochornoso suceso, la doctora Adriana Raquel Bianco, a cargo del juzgado de Ejecución Penal 2 de General Alvear, intimó al director de Salud Penitenciaria, CCC a que informe inmediatamente cómo se cubrirán las guardias médicas, especificando nombre y teléfono del médico asignado a cada una.

Evidenciando un hartazgo con la pobre gestión que está llevando adelante el doctor Curzel, la jueza le otorgó tan solo cuatro horas para cumplir con la orden, “caso contrario se hará efectiva la clausura” del penal. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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