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19 de febrero de 2019 | Pelota dividida

Radiografía de un megaempresario

Christian Bragarnik, el dueño del fútbol al que no le cierran las cuentas

Ya son pocos los que recuerdan cómo Christian Bragarnik pasó del total anonimato a presidente del Querétaro, una institución cuyo principal accionista era Tirso Martínez Sánchez, quien luego fuera detenido acusado de lavar dinero narco.

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Pero aquella fue apenas la primera de las relaciones de nivel que lograba este hombre que hoy por hoy maneja el fútbol argentino. 

Fue durante un viaje a Guadalajara, en el marco de un partido de la Copa Sudamericana en 2007, cuando comenzó a relacionarse con Jorge Hank, hijo del hombre que maneja el Grupo Caliente en México, que tenía el club Xolos de Tijuana y era dueño de hipódromos, bingos y casinos. 

Hank padre terminó preso luego de que la Justicia norteamericana determinara la existencia de vínculos entre este grupo empresario con narcos y el lavado de dinero de la droga.

Pasó muy poco tiempo hasta que, con una habilidad sorprendente para los negocios y las relaciones públicas, Bragarnik hiciera buenas migas con el difunto presidente de la AFA Julio Grondona y el actual presidente de Boca, Daniel Angelici.

Sin embargo, la actividad de Bragarnik no siempre estuvo lejos de las polémicas. Hace algunos años estuvo en la mira de la AFIP y la Unidad de Información Financiera por la venta de un jugador de Defensa y Justicia, Julio Rodríguez, al Sinaloa por una cifra de apenas 80 mil dólares. 

Otros recordarán cuando el empresario del fútbol reclamó como dueño la camioneta BWM robada con la que la policía atrapó a Leonardo Fariña en el año 2013.

Fruto de su historial, Bragarnik es vinculado a los poderosos sectores que aspiran a transformar los clubes de asociaciones civiles sin fines de lucro a sociedades anónimas deportivas, tal y como lo sueñan sus amigos Mauricio Macri y Daniel Angelici.

Párrafo aparte merece la economía personal y empresarial de Christian Bragarnik.

El empresario declara ante la AFIP ser propietario de tres automotores (dos BWM y un Ford Fiesta Kinetic Design), valuados conjuntamente en unos 80 mil dólares.

Es el responsable de Score Fútbol SA, una empresa que comparte con Marcelo Valeri y Gustavo Marcelo Papagna.

El megaempresario posee un elevado consumo de tarjetas de crédito. Sin embargo, ante el fisco, declaró una ganancia anual de 175 mil pesos. Al no tener empleados, esto significa que percibiría apenas unos 14.500 mensuales.

Los datos que maneja AFIP de su sociedad anónima también resultan polémicos. Sus lujosas oficinas ubicadas en Juana Manso y Encarnación Ezcurra, en Puerto Madero, contrastan con el balance anual de ingreso y egreso de Score Fútbol SA, que apenas asciende a 192 mil pesos. Es decir, la empresa del poderoso Bragarnik apenas genera unos 16 mil pesos mensuales, un monto que ni siquiera alcanza para pagarle a su única empleada, Carolina Ayelén Jasin, quien percibe un salario de 21 mil pesos.

Los movimientos bancarios de la empresa también generan más dudas que certezas: el último mes apenas manejó 10 mil pesos.  

Desde su círculo íntimo aseguran que Bragarnik maneja quince técnicos y representa a más de cien jugadores. De hecho, posee presencia en más de la mitad de los clubes que jugaron el último torneo. Esto le permite, incluso, ejercer poder directo sobre buena parte del fútbol argentino prácticamente sin moverse de su casa. 

Haciendo un somero repaso de sus declaraciones ante el fisco, la pregunta del millón es cómo logró convertirse en un exitoso empresario del fútbol y, en todo caso, bajo la protección de quién. (www.PELOTADIVIDIDA.com.ar, un producto de REALPOLITIK)


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