28 de marzo de 2018 | Deportes
En una fría noche de junio, el estadio Ciudad de La Plata se vistió de fiesta para despedir al ídolo pincharrata Juan Sebastián Verón. Ciertamente, en los últimos meses su estilo autoritario y todopoderoso le había cosechado algunos enemigos puertas adentro, pero seguía siendo “La Brujita”, parte de la historia viva del muticampeón de la ciudad de las diagonales, y era necesario despedirlo como se lo merecía. Incluso, el empresario gimnasista Guillermo Marín aseguró que el espectáculo sería “al estilo Superbowl”.
Cuando entró a la cancha, el equipo se puso en fila para aplaudirlo y la gente lo replicó a rabiar. Lágrimas, abrazos, anécdotas y canticos que dejaron a más de uno volviendo sin voz a su casa. En el momento culmine del espectáculo, apareció en el campo de juego Alejandro Sabella, ataviado en un discreto sobretodo. Increíblemente, la multitud dejó de vitorear al 11 que se iba y comenzó a repetir febrilmente el apellido del por entonces ex director técnico que llevó a Estudiantes de La Plata a jugar una final del mundo después de varias décadas. Los minutos se fueron sucediendo uno tras otro y la multitud no soltaba el “Sabeeella, Sabeeeella”.
A la mañana siguiente, el teléfono particular de un importante directivo del club atronó en la calma de su dormitorio. “A la Bruja no le gustó un carajo que la gente le cante a Alejandro”, le dijeron del otro lado del aparato. Era de esperar. Como antecedente, la relación entre ambos había finalizado en malos términos cuando, aun técnico de la primera división, Sabella quiso cumplir el rol para el que lo habían contratado en lugar de ser el títere de la Bruja, y durante un entrenamiento en el country de Estudiantes de La Plata, poco tiempo después del regreso de la pretemporada en Cariló, se animó a darle indicaciones futbolísticas. Pocos días después, intempestivamente el 11 habría decidido que el contrato del técnico había llegado a su fin. Este manejo tan poco prolijo y, por momentos, caprichoso, se lo ganó con juego y títulos, pero también con mucho dinero. “A Alejandro lo echaron como un perro”, aseguran desde su entorno, “y encima todavía le deben plata”.
Durante los últimos días, un rumor circuló por los medios acerca de una supuesta reunión informal entre Rodrigo “Chapu” Braña, Leandro “El Chavo” Desábato y Lucas Bernardi en la casa de Alejandro Sabella. Acorde a los trascendidos, en la misma se le ofreció al ex técnico el regreso al club, ocupando un rol de “asesor futbolístico” del actual DT. El puesto era, en sí mismo, algo inentendible. No podía dirigir ni dar órdenes, sino que cuando el actual técnico lo solicitase, podría “compartir unos mates con Sabella y pedirle consejos”. El histórico “Alejandro Magno” habría dicho que sí e, incluso, puso fecha para su regreso: “En el corto plazo, cuando me sienta mejor de salud”.
Lamentablemente para el pueblo pincharrata, este trascendido es falso. El Chapu Braña sí asistió a la casa de Sabella hace apenas unas semanas, pero no lo hizo para ofrecerle nada más que la cálida visita de un viejo amigo que supo llorar frente a sus colegas cuando el histórico director técnico fue despedido. Con respecto a Leandro Desábato, vale recordar que fue en más de una ocasión motivo de discordia. “Verón no tolera que quieran poner al Chavo en el banco de suplentes. Cada vez que a un técnico se le ocurre, firma su acta de defunción”, aseguran desde el interior de la actual comisión directiva. Las desprolijas salidas de Mauricio Pellegrino y Gabriel Milito del primer equipo son prueba suficiente de la veracidad de los comentarios.
“Alejandro no tiene pensado volver a Estudiantes de La Plata, especialmente teniendo en cuenta las formas en las que se dio su salida. Por otro lado, nadie vino a proponérselo. Que alguien piense que Verón se va a rebajar a pedirle disculpas es porque no conocen a la Bruja”, aseguró a REALPOLITIK desde Tolosa el entorno íntimo de Sabella.
Incluso, figuras del círculo íntimo de otro histórico, Carlos Salvador Bilardo, saltaron a la arena del debate. “Juan Sebastián vive montando estos shows para que la gente piense que él se acerca a los referentes. Algo similar ocurrió con el conflicto con Lucas Nardi, el técnico que duró 15 minutos por decir que odiaba a Bilardo. Verón aseguró que tanto él como el técnico lo llamaron para pedirle disculpas. Eso nunca ocurrió. Es siempre la misma historia”, sentencian entre los allegados al “Narigón”.
Así, la imagen de Alejandro Sabella recorriendo las extensiones del Country de City Bell junto a Juan Sebastián Verón quedará, lamentablemente, en el más nostálgico recuerdo del pueblo pincharrata. Será para otro momento, en otro lugar, en otra historia. Será tal vez cuando le paguen lo que le deben o cuando le pidan disculpas por haberlo “echado como un perro” del club al que le dio todo. Hasta entonces, el esperado regreso será solo una fantasía alimentada por la actual comisión directiva que, una vez más, trata de utilizar la imagen de los históricos referentes de un club que, a pocos metros de la grandeza, parece vivir de tropiezo en tropiezo. (www.REALPOLITIK.com.ar)