¿Cuántos son los que se informan sin ver los medios monopólicos que incidieron e inciden en quiénes nos gobiernan, a la hora de elegir a los candidatos? ¿Cuánto de revanchismo y gusto personal incide sobre el pensamiento general? ¿Cuál es el método que utilizamos a la hora de decidir nuestro voto?
Argentina, país generoso, como algunos suelen llamarlo, ha pasado por períodos de transición entre gobiernos democráticos, de facto y una mezcla de ambos. A pesar de esas experiencias, no ha logrado una verdadera interpretación de la democracia, que no se termine la misma en el sufragio sino que continúe con una participación activa de la sociedad en el cumplimiento de lo propuesto por los gobernantes de turno, estando constantemente movilizada y atenta con el fin de que esas promesas lleguen a destino. Porque, en definitiva, esa es la verdadera democracia participativa.
Muchos quizás traten de justificar que vivimos en un mundo globalizado, que no podemos estar ajenos a lo que el resto de los países hacen, imitando recetas desgastadas que no dieron resultado, perdiendo nuestra autonomía de decidir primero para adentro y después para afuera. Si no empezamos a replantearnos esto, vamos camino a que la democracia se lleve puesta a la democracia.