31 de mayo de 2019 | Nacionales
Por si hicieran falta señales más explícitas, el documento destaca que “la fragmentación de la oposición sólo beneficia a Macri”.
Inmediatamente los medios interpretaron este mandato como una clara señal hacia el Frente Unidad Ciudadana - PJ, y hubo una frase en la alocución de Massa en la que instaba a “abandonar las vanidades y pensar en la Argentina que queremos construir”, que fue interpretada como una tácita predisposición de su parte a aceptar una candidatura a la gobernación bonaerense, hasta aquí desechada. Muchos, además, interpretaron que la decisión del encuentro implicaba la partida de defunción para Alternativa Federal.
Sin embargo, lo que es no siempre es lo que parece, sobre todo en política. Llama la atención que las crónicas pasaran por alto, en general, las dos afirmaciones tal vez más significativas del discurso de Sergio Massa: la necesidad de “decirle adiós a la grieta” y “otros deciden a dedo, nosotros elegimos democracia”.
Hagamos un rápido ejercicio de memoria. La segunda de estas definiciones inmediatamente trae a la mente la declaración de Juan Schiaretti del martes pasado, tras la reunión de Alternativa Federal en Córdoba: Otros “eligen con el dedo los candidatos, la decisión nuestra de esta construcción es ratificar la participación de la ciudadanía en la elección de las candidaturas”. La primera, en tanto, replica la pretensión de “salir de la grieta por encima”, que tantas veces expresaran Massa, Juan Manuel Urtubey, Miguel Pichetto, Schiaretti y Roberto Lavagna.
Más aún, casi en simultáneo con la alocución de Massa, el gobernador salteño -luego de recibir en su provincia al presidente Mauricio Macri-, reafirmó sus pretensiones presidenciales en un acto de campaña multitudinario y cerró con la frase: “Ni Macri ni Cristina. Hay Alternativa en la Argentina”.
Parecen ser demasiadas las coincidencias entre Massa y sus socios de Alternativa Federal como para atribuirlas a la mera casualidad. Más aún cuando el líder del Frente Renovador se comunicó con Urtubey luego de sus respectivas intervenciones, y dialogaron en tono cordial sobre los sucesos previos.
¿Dónde radicaría la clave de este misterio? ¿Cómo cerrar un acuerdo que permita saltar por encima la grieta, sin optar por alinearse con Alternativa Federal o con el Frente PJ - Unidad Ciudadana?
Propongamos un nuevo ejercicio de memoria.
Sergio Massa se cansó de afirmar que no le interesa ser gobernador. De Unidad Ciudadana replicaron que la fórmula Axel Kicillof – Verónica Magario estaba firme, aunque, como es sabido, todo en política puede negociarse hasta último momento. Pero las dos afirmaciones son coincidentes. Además, está en el interés de la mayoría de los legisladores e intendentes del Frente Renovador el acuerdo de listas comunes que permitan la renovación de sus cargos, en lugar de entrar en competencia con el Frente PJ-UC.
En los últimos días circuló el rumor de que se le ofrecería a Sergio Massa el lugar de primer diputado nacional en una lista común y la presidencia de la Cámara de Diputados en caso de obtenerse la victoria. Esos rumores parecieron quedar desmentidos con la novedad de que, quien encabezaría la lista, en realidad, sería Felipe Solá, quien viene trabajando activamente desde hace tiempo dentro del Frente Patriótico. Desplazarlo al segundo lugar no parece ser una decisión que fomente la unidad.
Estas consideraciones previas llevan al último de los escenarios posibles. Diez días atrás Cristina anunció su decisión de designar como candidato presidencial a Alberto Fernández, reservándose para sí el segundo lugar de la fórmula. La movida hizo saltar el tablero, y conmovió a todo el universo político. Analizada en perspectiva, era la única opción posible para despejar la candidatura presidencial sin perder su significativo caudal de sufragios, ya que en caso de que la ex presidente declinara sus pretensiones electorales, su significativo caudal de sufragios corría el riesgo de resolverse.
Una vez que quedó instalada la fórmula Fernández - Fernández, tuvo lugar una segunda operación política: el anuncio de la fórmula Kicillof - Magario para la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Muchos se preguntaron por qué debería cerrarse tan pronto la negociación con el Frente Renovador, ocupando todos los cargos que pudieran ser negociables para llegar un entendimiento. El procedimiento pareció apresurado y desprolijo. Más aún, una boleta que llevara a Alberto Fernández, Cristina, Axel y Magario adquiría un perfil “demasiado K”, lo que podría condenarla a tener un techo electoral bajo.
Hay tres cuestiones que deben incorporarse a este razonamiento. Una, que desde un principio Sergio Massa manifestó su convicción de que Cristina terminaría bajándose de la fórmula, y Guillermo Moreno afirmó que “no desea ni quiere” ser candidata. Dos, que Axel Kicillof es el único candidato que, según las encuestas, podría reemplazar a Cristina sin pérdida de sufragios. Tres, que llamó la atención cómo los intendentes aceptaron rápidamente que el ex ministro de Economía encabezara la lista, después de largos meses de disputas al respecto. ¿Cómo podía leerse que fuera el propio Martín Insaurralde el encargado de anunciar una fórmula que lo excluía del sitio pretendido?
Volvamos ahora a la pregunta inicial. ¿Dónde radicaría la clave de este misterio? ¿Cómo cerrar un acuerdo que permita saltar por encima la grieta, sin optar por alinearse con Alternativa Federal o con el Frente PJ - Unidad Ciudadana? La clave: prescindiendo de dirigentes elegidos “a dedo”, tal como remarcaron Massa y Schiaretti en las afirmaciones mencionadas.
Sergio Massa acaba de reafirmar sus pretensiones presidenciales. Juan Manuel Urtubey también. Alberto Fernández ya está postulado. Otros permanecen en la nebulosa de las negociaciones, como Daniel Scioli, Guillermo Moreno o Alberto Rodríguez Saá. De los cuatro socios de Alternativa Federal, tres –Urtubey, Pichetto y Schiaretti- han reiterado que Cristina es su límite.
¿De qué manera, entonces, podría hacerse efectiva la premisa enunciada por Sergio Massa ayer por la tarde de que se debe evitar “la fragmentación de la oposición (que) sólo beneficia a Macri”, posibilitando que tanto los precandidatos enrolados en el Frente PJ - UC, como los que remiten a Alternativa Federal se presenten a una misma elección interna?
La única respuesta posible sería: con un renunciamiento histórico de Cristina, ahora que la candidatura a gobernador de Axel Kicillof está consolidada. Esto explicaría el silencio de los intendentes, calmaría las iras de Graciela Camaño contra la ex presidente y eliminaría toda objeción de los referentes de Alternativa Federal. En el caso de que este supuesto no esté equivocado, la boleta de la unidad en la provincia de Buenos Aries quedaría compuesta por un presidenciable (Fernández, Massa, Urtubey, Scioli, Rodríguez Saá o Moreno), un vice que podría surgir de esos mismos nombres, Kicillof, Magario y Felipe Solá. Los intendentes tendrían prácticamente garantizada su reelección y las boletas de legisladores nacionales y provinciales podrían conformarse por consenso.
Una señal que avalaría este desenlace podría encontrarse en la disposición de Cristina de respaldar las listas del PJ en las provincias bajo su administración, aún en aquellos casos en que la relación de la ex presidente con sus gobernadores (Schiaretti, Juan Luis Manzur) resulta conflictiva. Otra, el masivo pronunciamiento de los gobernadores en favor de la unidad.
Pero, como es sabido, la política no es una ciencia exacta. Por lo que también cabe la posibilidad de que Sergio Massa haya dado un salto al vacío, y que a la ex presidente ni siquiera se le cruce por la mente la idea de dar un paso al costado, por lo que toda la argumentación precedente se desplome en un instante.
El juego está abierto. Apasionante e imprevisible. Y en él está en juego el futuro de todos los argentinos. (www.REALPOLITIK.com.ar)