16 de septiembre de 2019 | Opinión
El tiempo cruel sesgó,
las flores tempranas de la primavera.
Y el suelo regado
con las lágrimas de su madre,
comenzó a parir una nueva era.
Derrotó la senda de oscuros represores,
Cambiando el odio por amor.
Y sumó la algarabía de jóvenes transgresores
que son ejemplos por los que luchamos hoy.
No hay dolor que cubra esa tarea inocente,
que del alto costo,
Iluminaron los valores.
No hay lucha que se termine
mientras quede siempre,
su ilusión en nuestros corazones.
Reivindicar es la tarea,
no olvidar es la premisa.
Aquellos lápices aun escriben
porque son parte de la vida misma.
¿Por qué pasaron tantas cosas?
Lo que no tiene respuesta es:
Que fueron tan injustas.
Y cada vez que me lo pregunto
en vez de una respuesta,
encuentro mil preguntas…
Sueña, Francisco, sueña.
Que los sueños, sueños son.
Y las flores que sesgaron
aquel septiembre,
florecieron para siempre
el septiembre de hoy.
Sueña, Francisco, sueña.
Que los sueños, sueños son.
Tu huella llegó al recinto
(y levantando su mano)
volvio a sentirse tu voz....