Hace instantes se conoció un memorándum interno del ministerio de Salud de Salta en el que se hace hincapié, de manera obscena, en torno a que todos los trabajadores del área tenían estrictamente prohibido difundir datos. Que todo adquiera el status de confidencial a pocos días de que se conociera la muerte de un cuarto niño, se leyó como un intento más bien burdo por frenar la difusión de la realidad: durante la gestión de Josefina Medrano sólo se puede hablar de desnutrición en un cono del silencio.
El memorándum está dirigido a todas las áreas que incluyen el ministerio de Salud de la provincia y prohíbe la difusión de lo que da en denominar “información confidencial”, que aplica “sin limitación” a contratos, notas, análisis, dictámenes, especificaciones, manuales, planes, técnicas, información de contables, de recursos humanos, relevamientos, estadísticas y toda aquellos datos transmitidos, exhibidos o puestos en conocimiento por parte de cada estamento de este organismo. Aclara, asimismo, que la orden también aplica a los correos electrónicos, con advertencias en caso de incumplimiento.
La que salió con los tapones de punta fue la diputada y ex directora del hospital Juan Domingo Perón de Tartagal, Gladys Paredes, quien dijo que el memorándum le recordaba a los tiempos de la dictadura: “Me hizo acordar a cuando era joven y estaban los militares. Es una tarea dictatorial que pone en riesgo a todo un sistema”, afirmó.
Todo indica que para la ministra de Salud y el gobierno de Gustavo Sáenz, los casos de desnutrición de niños wichis son un problema de comunicación. (www.REALPOLITIK.com.ar)