17 de marzo de 2020 | Nacionales

Coronavirus y economía

Pandemia, cambio de agenda e inminentes anuncios económicos

Desde su asunción a la presidencia hasta una semana atrás, Alberto Fernández se enfocó en la renegociación de la deuda y el combate contra el hambre. En el primero, se obtuvieron logros en la negociación con el FMI, aunque no así con los privados. En cuanto a lo segundo, se concretaron avances, aunque falta mucho para revertir la catástrofe legada.

Alberto Lettieri

El gobierno supeditó la mayoría de sus objetivos al cierre de la re negociación de la deuda, imponiendo una política de gastos e inversiones bastante austera.

La pandemia cambió drásticamente el escenario, ya que resultó imposible postergar definiciones y decisiones hasta la finalización de la renegociación con los acreedores privados, exigiendo acciones mucho más inmediatas y proactivas para afrontar la situación.

La decisión de Alberto Fernández de adoptar un protagonismo tranquilizador y responsable frente al desafío ha sido muy bien valorada por la sociedad, según lo demuestran las encuestas disponibles. Pero, el cambio de eje de sus prioridades -no ya la deuda, sino la victoria sobre la pandemia-, obliga a un cambio radical en la orientación del área económica. El ministro de economía, Martín Guzmán, no podrá insistir ya en su negativa a avalar la emisión monetaria y su defensa a capa y espada del equilibrio fiscal.

La escalada del dengue en muchas provincias -consecuencia de la desinversión en salud pública de la gestión Mauricio Macri-, motiva la exigencia de partidas presupuestarias adicionales por parte de los gobernadores de las zonas más afectadas. La dramática carencia de insumos, medicamentos, equipos y profesionales heredada no pudo ser revertida en el marco de la profunda crisis económico-financiera y las políticas de austeridad sostenidas como contrapartida de la renegociación de la deuda.

Si bien el dengue afectó durante 2019 a 500.000 personas, las cifras fueron ocultadas por el blindaje mediático del macrismo. Se trata de una enfermedad asociada en el imaginario popular con la pobreza y la exclusión. El coronavirus, en cambio, ocupa el centro de la agenda internacional. Su irrupción provocó una especie de psicosis social y resulta necesario responder con inmediatez. Esto obligó a que Guzmán aceptara el cambio de escenario y la inevitable expansión de la emisión y el gasto público, aún a costas de una aceleración inflacionaria. Por esta razón, está decidido a canjear los vencimientos de deuda en pesos, e incluso hasta reperfilarlos y autorizar el incremento considerable del circulante.

Trabajando a contrarreloj, el anuncio de las nuevas medidas económicas incluirían un incremento de los REPRO para las empresas que tengan dificultades para hacer frente al pago de salarios; también se evalúan nuevas prórrogas impositivas, la invitación a las empresas privadas a que sus trabajadores realicen sus tareas permaneciendo en sus hogares, sin que sus salarios se vean afectados, a cambio de lo cual recibirían alguna clase de beneficio económico oficial.

La crisis de la economía internacional que derrumbó las cotizaciones en los países centrales, más la baja de la Tasa FED de los EEUU a un índice próximo al 0 por ciento, modificó sustancialmente las condiciones de renegociación de la deuda. Por este motivo, la oferta argentina a los acreedores privados no se conocerá hasta -al menos- el mes de abril.

Frente al desafío de la pandemia y la crisis recesiva internacional, y sin reservas en las arcas del tesoro, al gobierno argentino no le queda otro remedio que emitir para financiar las políticas públicas y aguardar que la amenaza del foco infeccioso pueda ser contenida con las medidas adoptadas hasta el momento.

Algunos se preguntan qué pasará con nuestra economía si la pandemia se extiende y cuál será el impacto inflacionario; pero es un tema que, por ahora, preocupa poco, ya que en el caótico escenario económico internacional, que cobró forma a partir de inicios de marzo, nuestro país seguramente dejará de ser una excepción, para pasar a formar parte de un contexto mundial bastante uniforme y declinante, que seguramente será la característica de los próximos años. (www.REALPOLITIK.com.ar)