El ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad fue creado el 10 de diciembre de 2020 por la recién asumida administración del presidente Alberto Fernández. Según el decreto que él mismo firmó de puño y letra, la iniciativa “responde al compromiso asumido con los derechos de las mujeres y diversidades, frente a toda forma de discriminación y violencia, y en pos de la construcción de una sociedad más igualitaria que promueva la autonomía integral de todas las personas, sin establecer jerarquías entre las diversas orientaciones sexuales, identidades o expresiones de género, siendo estos objetivos prioritarios de gobierno”
Con su creación, el nuevo ministerio absorbió al Instituto Nacional de Mujeres (INAM), lo que implicó que se transfieran todos los créditos presupuestarios, bienes, personal con sus cargos y dotaciones vigentes a la nueva cartera. Inmediatamente, se le asignaron 272.742.641 pesos que, hasta ese momento, eran destinados en “Asistencia en Defensa y Seguridad”, y que ahora pasaron a formar parte de la formulación e implementación de políticas públicas de la Mujer, Géneros y Diversidad del ministerio.
A cargo del ministerio fue asignada Elizabeth Gómez Alcorta, una abogada de la Universidad de Buenos Aires, especialista en derecho penal, que fue abogada de Milagro Sala.
Gómez Alcorta no es una improvisada en la materia. Tiene experiencia en trabajar en investigaciones judiciales en causas de violaciones a los derechos humanos, narcotráfico, crimen organizado y fue fundadora de la Sociedad de Abogados de Derecho Indígena (AADI). Desde el 2017 se volcó a la política partidaria, siendo precandidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires en la lista Ahora Buenos Aires, es parte del colectivo feminista Mala Junta y de la organización Vamos.
Sin embargo, y a pesar de la parafernalia desplegada para anunciar el nacimiento del ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, poco y nada ha cambiado en el día a día de la violencia de género. En efecto, se calcula que en Argentina hay un femicidio cada 29 horas y en el 2020 se acumularon más de 220 casos, lo que en promedio marca un aumento del 15 por ciento con respecto al 2019. De ellos, 200 casos fueron femicidios directos, 11 femicidios vinculados de niñas / mujeres, 12 femicidios vinculados de niños y varones, 4 trans / travesticidios. Además, otros 48 casos están en proceso de investigación (esperando autopsia y peritajes).
La muerte de Úrsula Bahillo, asesinada de 15 puñaladas luego de denunciar en 18 oportunidades a su asesino Matías Ezequiel Martínez, puso la lupa en las carencias en materia de seguridad para las mujeres y en la ineficacia del ministerio que dirige Gómez Alcorta.
A pesar de las numerosas denuncias que figuraban en su contra, Martínez fue sumariado pero nunca desplazado de la policía, donde cumplía funciones. Incluso había solicitado una carpeta psiquiátrica que lo apartó de sus funciones durante el mes de septiembre, que fue pedida por él mismo. Según fuentes oficiales del ministerio de Seguridad bonaerense, la policía trabaja con un presupuesto insuficiente, lo que implica que pueda colaborar con la implementación de medidas perimetrales, pero luego carezca de los recursos para controlar su cumplimiento. La conducta del femicida Martínez, que violó en numerosas ocasiones las perimetrales impuestas a raíz de las denuncias de Úrsula Bahillo, es prueba cabal de esta triste realidad.
La propia agenda de Gómez Alcorta para el día siguiente a la aparición del cuerpo de Bahillo es una prueba cabal del desapego del ministerio de las Mujeres con la realidad que rodea al organismo. Un conversatorio virtual sobre “aportes y desafíos del convenio 190 para actores del mundo laboral”, una reunión con la embajadora de Costa Rica, Ginnette Campos Rojas, y otra con la diputada nacional Gabriela Cerruti. Luego, algunos posteos bienintencionados en su perfil de Twitter, pero nada más.
Incluso desde el arco de las agrupaciones feministas, los cuestionamientos con respecto al rol práctico del ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad comienzan a acumularse. Sin respuestas concretas a la problemática de la violencia de género, los millones destinados a este ministerio parecieran limitarse a la mera concientización. (www.REALPOLITIK.com.ar)