13 de mayo de 2021 | Literatura

El supremo entrerriano

La cabeza de Ramírez (capítulo XXVII)

Para finales de 1820, Ramírez había fundado la República de Entre Ríos. A la provincia entrerriana se habían anexado la de Corrientes y el territorio de Misiones, constituyéndose un bloque que afirmaba las pretensiones federales y salvaguardaba el nordeste del país de la presencia amenazante de José Gaspar Rodríguez de Francia, tirano de Paraguay.

Juan Basterra

Ramírez había realizado una tarea ciclópea: los reglamentos para el gobierno de los órdenes militar, económico, político y del papel sellado estaban en pleno funcionamiento; se había logrado el concurso de naturalistas como el francés Aimé Jaques Bonpland para la descripción, clasificación y catalogación de la enorme diversidad de especies de las tierras entrerrianas; la organización del culto católico y la instrucción básica obligatoria de la lengua y la matemática comenzarían la etapa augural de su desarrollo; la edición de la “La Gaceta Federal “ inauguraría la actividad periodística y se realizaría el primer censo general de la pequeña república.

Ramírez sería elegido en comicios libres entre el 23 de noviembre y el 25 de diciembre. El 24, antes de la Nochebuena, y en la plenitud de su dominio terrenal, escribe desde San Roque, Corrientes: “Tengo el honor de asegurar a ustedes y a los habitantes de esa ciudad, que sus votos no serán desmentidos al llenar tan sagrado deber”.

De opinión muy diferente a Ramírez eran Estanislao López, Juan Bautista Bustos y Martín Rodríguez, gobernador de la provincia de Buenos Aires. El 24 de noviembre, y a espaldas del entrerriano, un grupo de hombres reunidos en la estancia de Tiburcio Benegas, a poca distancia del Arroyo del Medio, comenzaría a urdir el complot contra Ramírez mediante la redacción y la firma de un tratado que estipulaba la paz entre las provincias de Santa Fe y Buenos Aires, el libre comercio de armas, municiones y todo artículo de guerra entre las partes contratantes, la liberación de prisioneros de guerra y hacendados y la reunión de un congreso en la ciudad de Córdoba.

El entrerriano, que comenzaba a ser visto como una amenaza por sus antiguos aliados López y Bustos y como un peligro real por sus antiguos enemigos bonaerenses, sería omitido del tratado. (www.REALPOLITIK.com.ar)