"Hace un par de semanas que estoy esperando en Katmandú a ver cuándo sale algún vuelito para allá. En realidad, yo no conocía a quien me trajo, sino que quedó encantado con la comida de la empresa donde yo trabajaba y me propuso luego de pedir alguna recomendación venirme. No sé bien cuál fue el plato, pero en Argentina en general manejamos un estilo de cocina que está buenísimo y es muy variado", empezó Huilén Pascual.
Luego, la chef continuó: "Además, el menú nuestro es muy aceptado por el público europeo y la verdad es que la mayor cantidad de personas que contrata esta empresa es de ahí, lo que hace que podamos meter variedad y tenga mucha aceptación, por eso me llamaron a mi para ver qué podíamos hacer ahí arriba".
"A la hora de preparar un menú o plato de alta montaña yo siempre tengo en cuenta el valor nutricional porque el cuerpo ahí arriba necesita mucha energía y está bueno poder conseguir un balance porque el cuerpo necesita de todo. Principalmente ofrecer hidratos de carbono y proteínas y con eso vamos variando el menú y pensamos en qué momento se necesita una cosa y en qué otra", detalló sobre la experiencia.
Y siguió: "Según la hora y actividad que se haya hecho o vayan a hacer, es lo que se prepara. Cuando uno ya puede manejar eso, empezás a ver qué ingredientes tenés y ver cómo podés aportar eso que se necesita. Siempre se dan platos calientes y que son robustos, pero dependen de la cantidad de tiempo".
Sobre el menú, dijo: "Mi idea era poder preparar mucho de lo que hago en Argentina, mucha comida de la nona, mucha comida casera, que está bueno y no es complicado porque hay que adaptarlo a un ámbito de montaña donde no podés preparar muchas cosas gourmet. Me vine con recetario, pero hay muchos ingredientes que compartimos y otros no. Por eso, me tomé el atrevimiento de poder adaptar técnicas que nosotros manejamos allá a los ingredientes de acá".
"Armamos un equipo muy piola con un cocinero nepalí y dos ayudantes de cocina. Estuvo bueno que él me enseñó un montón y yo también pude enseñarle a él y entre los dos formar una propuesta bastante interesante que dejó a la gente feliz", señaló, y continuó: "En la montaña lo que se hace, en el Aconcagua, el Everest y otras donde voy a estar, es armar un campamento que después se desarma porque no son estructuras que quedan fijas ni de material, sino que son carpas gigantes, ya sean los comedores o la cocina o el baño. Luego se desmontan, pero durante ese tiempo yo me quedo viviendo en la montaña en ese espacio".
Finalmente, cerró comentando su vivencia particular: "A mí la verdad que me encanta, no voy a negar que al principio me costó porque el cuerpo tiene que conocer el lugar y los primeros días son los más difíciles porque se pasa más frío en general. El cuerpo está atareado con el proceso de climatización, pero ya después uno se va adaptando y agarrás ritmo". (www.REALPOLITIK.com.ar)