A principios de este año, un grupo de militantes designó a Ezequiel Vera como “único referente de la ciudad de La Plata” del Partido Libertario, designación que debieron reafirmar días después dada la desorganización existente en el espacio, donde conviven diversas líneas y grupos.
En medio de la disputa por el sello, quien apareció en escena fue Bruno Galleni, apoderado legal del Partido Libertario de la provincia de Buenos Aires, quien les retrucó que para confirmar a Vera en su cargo es necesario presentar las fichas de afiliaciones requeridas por la junta electoral partidaria.
Rápidamente, Vera le respondió a Galleni no haber sido notificado fehacientemente acerca de la necesidad de afiliaciones, pidiéndole dejar “el puterío para la farándula”, a través de un hilo de Twitter que, sin embargo, no finalizó ahí.
Vera había sido notificado acerca de la necesidad de presentar las debidas afiliaciones días antes de terminar el 2022, a través de una carta documento enviada por Galleni el 22 de diciembre, en la que se lo intimaba a acercar la documentación en un plazo de 72 horas.
Luego, Galleni fue bloqueado de diversas cuentas de Twitter del partido, según sostuvo, para poder criticarlo y escracharlo a través de la difusión de conversaciones privadas de WhatsApp.
En el partido del anarcocapitalista Javier Milei parece estar muy bien arraigada ésta idea, a la que se suma la improvisación y el absoluto desgobierno, con tintes de culebrón. La guerra de carteles antes protagonizada por vedettes de verano, parece haber llegado a la política de la mano de los libertarios. (www.REALPOLITIK.com.ar)