Black Bird: Así se filmó una de las últimas series con Ray Liotta

En 2022, Apple TV+ largo una gran miniserie policial para los que amaron Mindhunter y todavía no se amigan con la noticia de que Netflix la canceló definitivamente. Se trata de Black Bird, una producción basada en hechos reales que tuvo como protagonistas a Taron Egerton (Rocketman) y Paul Walter Hauser (El caso de Richard Jewell), que además fue uno de los últimos trabajos de Ray Liotta (Buenos Muchachos).

Black Bird es una miniserie que narra las memorias de Jimmy Keene, un hombre que pasó de ser promesa de fútbol americano a tener que negociar su libertad en prisión, donde terminó por su incursión en el narcotráfico. Para que lo dejaran salir tenía que lograr amigarse con un asesino serial y conseguir que confesara dónde había escondido los cadáveres de más de 10 víctimas.

Creada por Dennis Lehane, contó con el trabajo de Natalie Kingston como directora de fotografía, quien recordó a Ray Liotta como una persona de gran corazón que, a pesar de sus años en la industria, nunca perdió el interés por hacer cine y relacionarse con todas las personas que compartían un proyecto con él. En diálogo con REALPOLITK, contó cómo fue que se llevó a cabo el rodaje de Black Bird.

RP.- ¿Cómo definió de qué forma debía verse la serie?

Lo que Dennis Lehane quería dejar en claro era representar la tensión visualmente y la incómoda relación en la que nos sumergimos en Black Bird entre Jimmy Keene y Larry Hall. Traduje eso usando mucho contraste y también jugando con la cámara fija. Primero, para que no fuera una distracción... Estábamos en esos espacios realmente confinados, sumergidos dentro de estas conversaciones... Creo que la tensión crece poco a poco a medida que transcurren las escenas.

RP.- En otra entrevista habló de una sensación de claustrofobia que se tenía que transmitir. ¿De qué forma la consiguió?

Creo que lo que realmente ayudó fue rodar en una prisión real. No era como si estuviésemos en un set donde podíamos quitar una pared o algo así. Teníamos un pequeño portal para la cámara en cada una de las celdas de los prisioneros, pero por fuera de eso estábamos confinados a los espacios reales dentro de esa cárcel, las celdas, el pabellón principal, los pasillos. Todo. Se trató de usar una cámara lo suficientemente pequeña, rodar en un formato amplio y estar cerca de los personajes físicamente para lograr esa sensación.

RP.- ¿Qué tan estresante es rodar en una prisión real?

Por suerte estuvo cerrada por varios años. Tal vez unos 15 o 20. Pero así y todo, esa sensación... Sigue siendo una prisión. Los signos están ahí, literalmente. Estuvimos allí mucho tiempo. Tal vez los últimos dos o tres meses del rodaje. Por momentos tuvo su costo. Sobre todo al rodar dentro de las celdas. Nosotros sentimos la claustrofobia. Así que pasar 12 horas ahí te afecta psicológicamente. Al terminar el rodaje tenés que tomarte un baño largo y resetearte para el día siguiente.

RP.- ¿Cómo decidieron de qué forma filmar las escenas en la cárcel?

Nunca quise que la prisión se viera como una versión falsa. No quería que se sienta artificial. Tenía que sentirse sucia y anclada en la realidad, desagradable. Y, de algún modo, bella dentro de lo desagradable. Nunca buscamos esa versión cinematográfica de lo que es una prisión porque creo que el espectador no creería que estamos ahí. Ya estábamos rodando en una prisión real, así que muchas de mis decisiones se apoyaron en lo que ya teníamos ahí

RP.- La serie funciona por cómo trabajan Paul Walter Hauser y Taron Egerton juntos. ¿Cómo fue ver eso en acción?

Tenés razón. La serie funciona gracias a su química y la química como personas fue fantástica. Me considero afortunada de haber visto en primera fila, cada día... En serio, de poder observar sus actuaciones, el ida y vuelta, el juego del gato y el ratón, el juego de ajedrez. Fue absolutamente increíble. Los dos son tan pero tan talentosos y no pasó un día en el que no lo dieran todo de sí. Cada día dándolo todo. Esa química fue muy especial y bastante mágica. (www.REALPOLITIK.com)