29 de julio de 2023 | Nacionales
En lo único que parecen acertar es en lo relativo a la abulia social. A excepción de quienes tienen algo concreto que ganar o perder según cuáles sean los resultados, más de la mitad de los argentinos parece no haber registrado aún que nos enfrentamos a una decisión que no será neutra. O, lo que es aún peor, lo registran pero no les importa, ya que no tienen ninguna expectativa ante la opción de elegir entre el gobierno actual y el precedente. Si están en lo correcto o no es una cuestión aparte, pero mucho ha hecho la política argentina para que razonen de ese modo.
Para cubrirse, los encuestadores presentan escenarios de paridad cuidadosamente diseñados. La mayoría construye situaciones de empate técnico entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, ubica a un Sergio Massa ganador en la interna de UxP pero le asigna un interesante porcentaje de votos a Juan Grabois, y mantiene a Javier Milei –por las dudas- por arriba de los 20 puntos, aclarando que se trata de un electorado volátil, que duda entre concurrir a votar al denunciante de la “casta” o quedarse en su casa.
Del lado de JxC el panorama es inédito. En lugar de montarse sobre las victorias provinciales en San Juan, San Luis y Santa Fe para generar un clima triunfalista, insisten en lacerarse en una interna tóxica que espanta al votante moderado. Esto no sería necesariamente malo en un escenario de radicalización del voto, pero las elecciones provinciales, hasta ahora, han demostrado las preferencias sociales por los candidatos moderados, confirmando su exigencia de acabar con una grieta que la política se empeña en vano en nutrirla de sobrevida.
El desafío que afronta la Argentina en los próximos años será enorme, con las espadas de Damocles de los endeudamientos externos -con el FMI, con China, con los acreedores privados, y la lista sigue-, y el potencial que significan nuestros recursos naturales y una cosecha excepcional prevista para el año próximo. Bullrich ya anticipó qué hará: lo mismo que Mauricio pero más rápido, lo cual implica la promesa de represión y promoción del conflicto social. Larreta apuesta a construir una mayoría del 70 por ciento para gobernar, el problema es que la atomización política dificulta generar un consenso de ese tipo. Ya anticipó que el cristinismo quedará afuera de su convocatoria. ¿Qué pasará con el macrismo - bullrichismo?
En UxP el dilema no es menor. Se alcanzó una cierta unidad electoral, pero hay varias cuestiones pendientes: ¿Cuánto deberían sumar respectivamente Massa y Grabois en las PASO para no espantar a los votantes moderados –si el piquetero de zona norte suma mucho-, o para contener al cristinismo radicalizado –si sus números son bajos-?. ¿Debería Cristina intervenir abiertamente en la campaña, a riesgo de profundizar esa primera alternativa, o no hacerlo, promoviendo así tácitamente la segunda? Con la vicepresidenta en la escena, jugando un papel protagónico en la campaña, el cristinismo se aseguraría su sobrevida, en caso de que UxP sea derrotada en las elecciones generales. Sin Cristina en escena, una victoria de Massa lo posicionaría como jefe indiscutido, lo que decretaría la jubilación de la dirigente condenada.
Por su parte, Massa sufre la contradicción entre su condición de precandidato presidencial y la de ministro de Economía. Si obtiene un buen resultado en las PASO, los mercados le preparan una corrida financiera ante el fracaso de la actual oposición. Si le va mal habría cierta calma, asociada a la derrota del oficialismo y la confirmación de un cambio de signo partidario a partir del 10 de diciembre.
En medio de este escenario desquiciado, UxP debe garantizar que Javier Milei no se caiga, para así forzar a un balotaje. En el entorno del ministro de Economía esperan que Bullrich se imponga sobre Larreta, con la expectativa de que el votante indeciso y racional termine optando por la moderación frente al desquicio social que promete desatar la ex ministra de Seguridad. En caso de que la victoria sea para Larreta, buena parte de los votos de Bullrich podrían irse con Milei, el alcalde porteño capturaría a la mayor porción de electores moderados, y la cercanía de Cristina y Grabois se convertirían en salvavidas de plomo para el líder del Frente Renovador.
Pero las especulaciones teóricas no consiguen disolver la cuestión de fondo: ¿Cuántos argentinos terminarán concurriendo a las urnas? No es lo mismo que sólo lo hagan los encuadrados políticamente que la mayoría del padrón. ¿Retornarán los absentistas de 2021 que votaron en 2019 a Fernández-Fernández, ante los riesgos ciertos que supone para ellos una victoria de JxC? Y, sobre todo, ¿estará dispuesta a soportar la sociedad argentina pacíficamente el escenario económico y financiero que comenzará a definirse después de las PASO, aceptando las decisiones de una dirigencia en la que parece haber perdido toda expectativa? (www.REALPOLITIK.com.ar)