31 de agosto de 2023 | Nacionales
Descalificada, obligada a recorrer juzgados, sentenciada, amenazada su vida sin que la Justicia se haya preocupado seriamente en esclarecer el intento de magnicidio, su voluntad finalmente se quebró. Primero trató de salvarse sola, convirtiéndose en la crítica más furibunda de un gobierno y de un presidente que ella misma había escogido. Poco a poco fue tomando conciencia de que su segmento de la grieta era cada vez más acotado y sólo se reducía a los que, sin su paraguas protector, ya no tendrían futuro político. Por interés, no por amor.
La última foto que se tomó con su candidato presidencial, Sergio Massa, data del 17 de julio. En su entorno, cada vez más acotado, afirman que no tiene intención alguna de salir a bancarlo, ya que nunca creyó seriamente en sus chances. Tampoco tiene mayores expectativas sobre el porvenir. A lo sumo, no ir presa y tratar de conservar la provincia de Buenos Aires. Sólo le importa tomar distancias de la foto de la derrota.
Por más que obsecuentes y comunicadores ensobrados sigan hablando de su “liderazgo indiscutido” dentro del oficialismo, las elecciones intermedias de 2021 y las PASO recientes demuestran una dramática reducción del caudal electoral de UxP. Ella y quienes componen el universo del “cristinismo” están convencidos de que, aún en el caso de que el ministro de Economía consiguiera revertir el resultado de las PASO, no serán tenidos en cuenta para un eventual armado de gobierno. Por eso ni asoman en la campaña, a excepción de los municipios en los que podrían tener alguna chance, y –con bastante menos énfasis- en la provincia de Buenos Aires. Saben que, gane quien gane en las generales, la Nación les será esquiva.
Desde el peronismo, en tanto, esperan ansiosamente que la vicepresidenta se mantenga en silencio y en las sombras. “Lo mejor es que Massa siga siendo el protagonista excluyente de la campaña. Si Cristina aparece empieza el lío y empiezan a decir macanas, de ‘por qué se mete’ y se inventan cosas. Hay que dejarlo andar a Massa”. Y es que el candidato de UxP necesita sumar votos y apoyos, pero bien lejos del cristinismo ultra.
Para Lucas Romero, director de Synopsis Consultores: “Si se mira la escena e interpretás cuáles son las ventanas de oportunidad que se le presentan a Sergio Massa para construir la mayoría eventualmente ganadora, el protagonismo de Cristina no pareciera ser la recomendación estratégica más conveniente, al margen de que probablemente Cristina no tenga mucho incentivo para involucrarse en una campaña con altas chances de derrota, ni qué hablar de involucrarse con un candidato que acaba de obtener el peor resultado histórico del peronismo”.
“El problema es que es difícil asignarle a Cristina capacidad de convocar a un electorado que seguramente se ausentó porque se siente disconforme con los resultados de la gestión de gobierno”, concluye, sin descartar que, librado a su suerte, Massa pueda aspirar a una segunda vuelta. Con Cristina bien lejos y los gobernadores e intendentes lo más cerca posible.
La huida de Cristina impacta directamente en la coalición espejo, JxC. Creada para oponérsele, la desaparición de la enemiga plantea serias dudas sobre su propia supervivencia. Mauricio Macri hace lo posible, cada día, para avanzar en su demolición. Radicales y moderados consideran el apoyo a Sergio Massa en un balotaje con Javier Milei, y saben que no serán convocados en un eventual gobierno de Patricia Bullrich.
Finalmente, los esfuerzos para quebrarla tuvieron éxito. El problema es que ese logro parece llevarse consigo la configuración de todo el tablero político argentino, que ha estallado en mil pedazos careciendo aún de una hoja de ruta para su reformulación. (www.REALPOLITIK.com.ar)