14 de junio de 2024 | Opinión

Defensa

Coleccionando chatarra, un navío para revistas navales

La Armada Argentina tiene que estar dotada de equipamiento y entrenamiento para una función básica, que es el control efectivo del ilitoral del Mar Argentino, territorio sometido a depredación por flotas pesqueras extranjeras. Ello supone una inversión de recursos escasos con criterios racionales en aeronaves y navíos especializados para tal tarea.

Sandra Marín

La distracción de dinero público en la adquisición de navíos antiguos, que están diseñados para una función que la Armada Argentina no tiene en su futuro inmediato, como sería el caso de un desembarco de infantes de Marina en un territorio supuestamente enemigo, no parece ser la mejor inversión de recursos para el fin específico que hoy se demanda que cumpla nuestra Armada. Se puede decir que la adquisición de estos navíos es un gasto inútil, o básicamente un gasto para conciliar a los militares sobre que se está comprando barato algo que sirve para ostentar poder militar y no más.

Al respecto una reciente información daría a entender que "como parte del plan del reequipamiento de las Fuerzas Armadas, el ministro de Defensa, Luis Petri, viajó a Italia para negociar la compra del buque San Giorgio. Se trata de un buque de guerra 'de asalto anfibio' que puede transportar tropas de infantería, que cuenta con capacidades que la flota de mar de la Armada Argentina no dispone en la práctica". Esa compra básicamente le serviría a la marina italiana para financiar su reequipamiento, pero en el actual orden de cosas, la idea de comprar un barco de asalto anfibio tiene una única proyección posible. Quienquiera que observe el mapa argentino podrá entender, sin mucho desarrollo teórico, que los conflictos que pudiera tener nuestra república -hablando hipotéticamente- serían conflictos territoriales y que los únicos involucramientos posibles para un equipamiento de asalto anfibio sería un nuevo conflicto por las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, eventualidad que arrojaría una posibilidad catastrófica para la Argentina, o un asalto a la parte insular de la República de Chile, que sería aún más catastrófico.

Por consiguiente, de esta información sería una compra sin ninguna utilidad a los fines específicos de nuestra Armada Argentina, que sí tiene que estar capacitada y dotada con el fin de proteger nuestras riquezas marítimas, y no preparar una flota de barcos enormes para hacer una revista naval.