16 de septiembre de 2024 | Interior
En un estado de precariedad que parece no tener fin, los porteros del Chaco, una de las clases trabajadoras más olvidadas, han visto cómo sus reclamos se desvanecen sin respuesta. La falta de acción de las autoridades es evidente: las notas de pedido de audiencia al gobernador Leandro Zdero y a su vice, Silvana Schneider, parecen no ser más que papeles olvidados en un cajón.
Jony Cuenca, uno de los referentes de los porteros, ha expuesto la cruda realidad de su situación a este medio. Según Cuenca, los porteros, que forman parte del Programa de Servicio de Mantenimiento Escolar, llevan años trabajando en condiciones deplorables. “Soy portero precarizado”, dice Cuenca, que ha dedicado diez años de su vida a la escuela Pablo Ricchieri, mientras que algunos de sus compañeros llevan hasta 21 años en la misma situación.
A pesar de ser esenciales para el funcionamiento diario de las escuelas, los porteros enfrentan una remuneración que apenas supera los $70,000 mensuales, sin acceso a cobertura de salud. Este incremento salarial de $70,000, que reemplazó a los $40,000 que se pagaban anteriormente, no ha sido acompañado de mejoras en las condiciones laborales. “Trabajamos tres horas diarias, de lunes a viernes, sin cobertura de salud”, explica Cuenca. Los porteros luchan por obtener pases a planta, pero el camino parece ser cada vez más escabroso.
Desde enero, los porteros han solicitado insistentemente una audiencia con el Ministerio de Educación y han entregado una copia de su pedido de audiencia al gobernador Zdero y a la vice Schneider en la puerta de un edificio escolar. Sin embargo, hasta la fecha, no han recibido ninguna respuesta. “Cobramos $70,000, estamos por debajo de la indigencia. Hay compañeros que se toman hasta dos colectivos para llegar a su lugar de trabajo”, señala Cuenca. La falta de acción por parte del gobierno es evidente y ha llevado a los porteros a organizar concentraciones pacíficas cada martes, con la esperanza de que alguien los escuche.
El descuido hacia estos trabajadores no solo refleja una falta de consideración hacia su labor, sino también una carencia de empatía y justicia. Los porteros, que aseguran la limpieza y el mantenimiento de las escuelas que asisten miles de niños chaqueños, siguen esperando una mejora en sus condiciones laborales, un contrato de servicio digno, y una cobertura de salud adecuada.
El testimonio de Cuenca pone de manifiesto una situación que exige una respuesta urgente por parte de las autoridades. La falta de respuesta del gobierno y la continua indiferencia hacia la situación de estos trabajadores subraya una preocupante falta de compromiso con aquellos que, a pesar de su valiosa contribución, siguen viviendo en condiciones indignas. (www.REALPOLITIK.com.ar)