26 de diciembre de 2024 | Nacionales
José Agarreberes, quien trabajó en el ministerio de Justicia de la Nación hasta hace pocos días, describió un panorama crítico: “Hoy soy una víctima de estas políticas famosas de la motosierra que está haciendo estragos. Esto va a costar muchísimo reconstituir”. Además, explicó que la situación responde a una visión del empleo estatal como un problema: “Con este gobierno, el estado es visto como un enemigo”.
Según el exfuncionario, la crisis comenzó a gestarse desde el inicio de la gestión actual: “A principios de año, el ministro de Justicia anunció que planeaba reducir el plantel de empleados de 3 mil a solo 1 mil, a pesar de las tareas esenciales que cumple el organismo”.
Agarreberes detalló que los despidos no solo afectaron a los trabajadores, sino también a servicios clave para la comunidad. “En La Plata, cerraron la línea telefónica de atención a la violencia de género y los centros de acceso a la justicia. También despidieron a compañeros de la dirección de reincidencia, donde se gestionan los antecedentes penales”, relató. Asimismo, mencionó que “se invitó a los empleados a adherirse a un retiro voluntario extorsivo, una especie de apriete mafioso”.
El entrevistado también criticó el impacto económico de estas medidas: “Áreas como el Registro Automotor generaban recursos para el estado nacional y financiaban al propio ministerio. Sin embargo, decidieron eliminarlas, dejando a 2.400 trabajadores sin certezas sobre su futuro”. Además, advirtió sobre el abandono de sectores culturales: “Derechos de autor y registro de obras artísticas en La Plata eran tareas esenciales para los artistas de la región”.
Sobre las elecciones y la responsabilidad política, Agarreberes reflexionó: “No se puede culpar al pueblo por lo que votó. Decir que la ciudadanía se equivocó es un facilismo. La responsabilidad también recae en las fuerzas políticas que no supieron resolver las demandas”. Finalmente, destacó la importancia de asumir responsabilidades: “Cuando ganamos, el pueblo es bueno; cuando perdemos, el pueblo es malo. Es el mismo pueblo el que vota, y como dirigentes debemos analizar en qué fallamos”.
Con más de setenta trabajadores platenses que perderán sus empleos a partir de enero, Agarreberes concluyó con un llamado de atención: “Detrás de cada despedido hay una familia, obligaciones y una vida que sigue. Estas decisiones tienen consecuencias muy graves que no pueden ser ignoradas”. (www.REALPOLITIK.com.ar)