9 de abril de 2025 | Provincia
Días atrás, en horas de la madrugada, el ministro de Gobierno de provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco, fue noticia por protagonizar un incidente que no trascendería sino hasta este martes: condujo luego de beber alcohol y se negó a un test de alcoholemia, por lo que debieron retenerle su licencia de manejo. Pero, este hecho no solo generó un repudio masivo por la reciente aprobación de la ley de Alcohol Cero y el hecho de que sea un ministro de primera línea del gobierno de Axel Kicillof el que esté infringiendo las normas; sino también porque expuso la doble vara con la que se manejan en el territorio bonaerense.
¿Qué sucedió con Bianco?
Alrededor de la 1.00 de la mañana, en un control de alcoholemia en la autopista Buenos Aires - La Plata, Bianco fue detenido mientras conducía un Volkswagen Vento, vehículo oficial perteneciente al gobierno provincial. El test preliminar dio positivo, confirmando la presencia de alcohol en su sistema, pero el funcionario se negó a realizar el segundo control que detalla cuánto es el grado de alcohol en sangre; ante el supuesto miedo de ser expuesto en redes sociales, lo que derivó en la retención de su licencia.
La ley nacional 27.714 de Alcohol Cero, vigente en rutas nacionales desde mayo de 2023, y su par provincial, la ley 15.402, son claras: no se tolera ningún nivel de alcohol en sangre al conducir. Negarse a un control, además, se equipara a una infracción grave, con sanciones que incluyen multas, inhabilitación para manejar e incluso el secuestro del vehículo. Sin embargo, para Bianco, el desenlace fue distinto, mejor dicho, tuvo un trato favorecedor.
Aunque perdió su licencia, el auto oficial no fue retenido -como manda la norma- y el ministro fue trasladado a su domicilio por otro funcionario, según informó la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV). Este trato diferencial no pasó desapercibido y rápidamente trajo a la memoria otros episodios que alimentan la percepción de una justicia para los amigos de poder y otra para los simples mortales.
Este segundo caso fue traído hasta REALPOLITIK por un amigo de la víctima, Héctor José Banchero, un exempleado de la dirección de Automotores Oficiales y Unidad de Logística. En 2024, Banchero vivió una situación que guarda similitudes inquietantes con la de Bianco, pero con un final drásticamente opuesto: él también fue detenido en un control de alcoholemia tras haber bebido "unas copas de más", según relató un excompañero suyo.
A él, los policías le habrían exigido una coima importante para evitar el secuestro de su vehículo, pero al no contar con el dinero, no solo perdió su auto, sino que terminó siendo despedido de su puesto. La decisión, impulsada por las autoridades de ese entonces, tal como Gustavo Ferraresi, fue tajante: no hubo contemplaciones ni segundas oportunidades para un trabajador que, sin influencias ni poder, se enfrentó al peso completo de la ley.
La comparación entre ambos casos es inevitable e indignante: mientras a Banchero, un modesto empleado, fue eyectado del sistema sin titubeos, Bianco -una evidente figura clave del gobierno de la provincia de Buenos Aires, goza de ciertos beneficios y de una red de protección que, ni siquiera ante el revuelo mediático de este martes, abrió la oportunidad de esclarecer la situación.
Tampoco lo hizo el propio Bianco, aunque sí intentó hacerlo en su primera declaración pública tras el incidente. El lunes por la mañana, en una entrevista radial, el funcionario aseguró que "no había tomado" y justificó su negativa al segundo testo diciendo que lo estaban filmando con intenciones de escracharlo, por lo que prefirió que le "hicieran el acta directamente". Por supuesto, el periodista no volvió a repreguntar.
Carlos Bianco, ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, habló con @pviloutaoficial en #Vilouta910 y aclaró el episodio por el que le quitaron la licencia de conducir tras no querer someterse a un control de alcoholemia en la Autopista Buenos Aires-La Plata. pic.twitter.com/AfX0o41ZAB
— Radio La Red - AM 910 ???? (@radiolared) April 8, 2025
Pero, el ministro mintió. La ANSV, desmintió su relato inicial alegando que, para que el retiro de su licencia se haya hecho, primero le hicieron un test preliminar que dio positivo. Evidenciando que sí había bebido, pero que no permitió que se le realice el segundo que detallaría con precisión el alcohol en sangre. Entonces, la contradicción del funcionario no solo debilita su credibilidad, sino que pone en evidencia la impunidad con la que los políticos y amigos del poder creen poder manejarse.
Para agravar aún más su situación, el vehículo oficial que conducía Bianco acumula 137 multas impagas que superan los 22 millones de pesos, una cifra que indigna en un contexto de ajuste económico y salarios que no alcanzan. ¿Cómo es posible que un auto del estado, usado por un ministro, circule con semejante deuda sin consecuencias? Y en caso que estén pensando en cancelarla, ¿lo harán con fondos públicos?
Y, nuevamente, el contraste con el caso de Banchero es aún peor. El exempleado no solo perdió su medio de transporte, sino también su sustento, en un proceso que no admitió grises ni negociaciones. La supuesta coima que le pidieron los policías -un hecho que, aunque no fue denunciado, fue confirmado por fuentes cercanas a Banchero- apunta a otro problema endémico: la corrupción en los controles viales, otro tango que todos conocen. Sin embargo, lo que no admite dudas es que Banchero pagó un precio altísimo por su error, mientras que Bianco sigue en su cargo sin señales de sanciones internas ni pedidos de renuncia desde el oficialismo. (www.REALPOLITIK.com.ar)