12 de abril de 2025 | Provincia
Durante la extensa reunión de más de ocho del domingo pasado entre Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa, acompañados de sus laderos más cercanos, el gobernador anticipó su decisión de dividir los procesos electorales nacional y provincial, algo que venía procrastinando deliberadamente para evitar quedar como el responsable de una eventual ruptura. Pero el calendario avanzaba y los ataques recibidos desde La Cámpora se multiplicaban, por lo que el mandatario se vio obligado a realizar un gesto de autoridad. Asimismo adelantó que enviaría un proyecto de ley de un solo artículo para suprimir las PASO.
La respuesta de Máximo Kirchner fue inmediata y fulminante: La Cámpora podría acompañar el desdoblamiento siempre y cuando la candidata que encabezara la tercera sección electoral fuera Cristina Fernández de Kirchner - Axel Kicillof acusó el golpe y argumentó que resultaba inconveniente que Cristina se presentara por esa sección, habida cuenta de que sus principales laderos, Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada) serían sus candidatos naturales. Pero Máximo redobló la apuesta y sostuvo que Cristina podría conversar el tema directamente con ellos, a quienes conoce hace décadas, convirtiendo al gobernador en convidado de piedra.
El jefe de La Cámpora insistía así con su estrategia para “albertizar” a Axel. Ni lerdo ni perezoso, Ferraresi salió a responder al día siguiente, impulsando un operativo clamor en su favor, en el que se resalta que, mientras que el intendente es originario del distrito en el que ejerce su autoridad, Cristina es una paracaidista que ha decidido aterrizar en territorio ajeno. Fuentes cercanas a Ferraresi argumentaron que "o que se necesita son dirigentes que hayan nacido y crecido en nuestra sección, que hayan puesto la cara ante a la gente y le hayan hablado de los problemas propios de nuestra sección".
Ferraresi y su entorno, naturalmente, se referían a la determinación estratégica de la expresidenta de optar por el municipio de La Matanza, que cuenta con 1.180.000 votantes, para corporizar su candidatura. Esta jugada reafirma el pragmatismo y la perversidad política de Cristina, ya que no sólo pone en un brete a los líderes matanceros, Fernando Espinoza y la vicegobernadora Verónica Magario, sino que pone una piedra en el zapato de la relación entre Kicillof y Magario. En definitiva, Cristina es un animal político nato y Axel es, en el mejor de los casos, sólo un técnico.
En efecto, la postulación de Cristina por la “quinta provincia” argentina supone la creación del único escenario que podría poner en jaque la larga hegemonía de Espinoza y Magario sobre el municipio. Ir contra la expresidenta podría significar una catástrofe electoral y política; pero acompañarla podría liquidar la relación entre la vicegobernadora y Axel Kicillof.
Mientras que Espinoza ni asomó la cabeza, concentrado exclusivamente en el comprometidísimo escenario judicial que debe afrontar, Magario trató de anticiparse al tsunami y se reunió con Cristina el jueves de la semana pasada. Según trascendió, la vicegobernadora no se permitió dudar ni un instante: "Si sos candidata por la tercera, sos la candidata de todos", habrían sido sus palabras.
Si bien el lunes siguiente Magario acompañó a Axel Kicillof durante su anuncio de la disociación electoral en el salón Dorado, inmediatamente después silenció sus redes sociales y limitó su asistencia a la Casa de Gobierno provincial.
Mientras que el vínculo entre Kicillof y Magario se enfrió considerablemente, y el “Cuervo” Andrés Larroque salía a denunciar que “Cristina es rehén del grupito de Máximo”, la expresidenta comenzó a trabajar activamente por su eventual candidatura provincial. Este miércoles se reunió con nueve intendentes del conurbano bonaerense en la sede del sindicato de ANSES (SECASFPI), en el barrio porteño de Balvanera, la mayoría de ellos aportantes de un significativo caudal de votos: Mayra Mendoza (Quilmes), Julián Álvarez (Lanús), Juan Ustarroz (Mercedes), Mariel Fernández (Moreno), Damián Selci (Hurlingham), Gustavo Menéndez (Merlo), Federico Otermín (Lomas de Zamora), Nicolás Mantegazza (San Vicente) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas).
Si bien la exvicepresidenta insistió -en coincidencia con la tesis de Sergio Massa- de que hay que privilegiar la unidad a toda costa, la interna del Frente de Todos cruje y se atomiza a paso acelerado. Al día de hoy están planteadas tres instancias electorales en la provincia: las PASO provinciales, la elección bonaerense y la elección nacional. Mientras que el gobierno provincial trabaja arduamente para conseguir votos de la oposición para suprimir las PASO, la posición de La Cámpora es que sólo daría su visto bueno en caso de que Kicillof dé marcha atrás con su decreto de disociación por otro que legitime las elecciones concurrentes.
La estrategia de Cristina y La Cámpora no es nueva, ya que consiste en presionar a sus adversarios internos hasta el límite de lo tolerable, para obligarlos a rendirse. Caso contrario no verían con malos ojos ir con listas separadas, para dejar en claro cuál es la repartija entre votantes del actual Frente de Todos, aunque eso suponga perder la elección y dejar al gobierno provincial en situación de crisis de gobernabilidad anterior. No fueron otros los procederes de la expresidenta frente a Florencio Randazzo y Alberto Fernández. Ahora le llegó el turno a Axel Kicillof.
Por el lado del gobernador está pagando muy caro su desprecio por la rosca política. Dilató tanto su determinación y se preocupó tanto de diferenciarse sin romper con Cristina que terminó generando una sensación de debilidad e incertidumbre. Cuando tuvo que “matar a la madre” no se animó, y así se quedó sin presupuesto, sin capacidad de endeudamiento y, ahora, obligado a tomar una determinación luego de haber sido derrotado en aquellos debates fundamentales, sino también con el riesgo de estallido de la relación con su vicegobernadora.
Quizá sea el momento oportuno para que Magario rompa su vínculo con Axel Kicillof, cierre con Cristina y, tras las elecciones, se convierta en la opción de recambio natural para un gobernador derrotado en las urnas. O tal vez priorice las batallas conjuntas que han venido dando frente a las presiones de La Cámpora. La primera alternativa podría significarle un avance significativo -aunque momentáneo- para su carrera política. La segunda, seguramente, implicaría abrazarse a un salvavidas de plomo. (www.REALPOLITIK.com.ar)