20 de mayo de 2025 | Turismo

Lo que hay que saber

Mar del Plata en otoño: disfrutando la temporada baja La Feliz

¿Quién dijo que Mar del Plata es solo para el verano? Cuando las multitudes se despiden y el otoño tiñe la costa atlántica, La Feliz muestra una cara completamente distinta. El viento salado, más fresco pero igual de revitalizante, acompaña caminatas donde ahora sí se puede escuchar el vaivén de las olas sin competir con el bullicio veraniego.

La rutina de la ciudad cambia. Los marplatenses recuperan sus espacios mientras algunos visitantes astutos descubren que esta temporada guarda encantos diferentes. Con varios micros a Mar del Plata saliendo regularmente desde distintos puntos del país (como se puede comprobar en este enlace), la escapada otoñal resulta más accesible de lo que muchos imaginan.

Esa tranquilidad que vale oro

"¿Mar del Plata en mayo? ¿Pero no hace frío?", suele ser la pregunta frecuente. Lo cierto es que los meses de otoño traen temperaturas moderadas que rondan los 15-20 grados, perfectas para recorrer sin el agobio del calor extremo. Las caminatas por la rambla se vuelven más placenteras, mientras el horizonte donde el mar se funde con el cielo se aprecia en toda su magnitud.

La ocupación hotelera desciende considerablemente, lo que permite elegir alojamiento con vistas privilegiadas sin necesidad de reservar con meses de antelación. Hostales boutique que durante el verano cuelgan el cartel de completo ahora abren sus puertas con tarifas mucho más amigables.

En cuanto a los restaurantes, aquellos que durante enero requieren hora y media de espera ahora permiten sentarse tranquilamente. El personal atiende con otra calma, pudiendo recomendar platos y contarte historias sobre el lugar que en temporada alta quedarían relegadas por la prisa.

Sabores marplatenses sin apuros

La escena gastronómica marplatense cobra otro color cuando baja la marea turística. Mientras las capturas del día siguen llegando puntualmente al puerto, los cocineros pueden dedicar más tiempo a cada preparación.

Un recorrido por la zona portuaria durante estos meses permite descubrir cómo funciona realmente la industria pesquera local. Algunos restaurantes tradicionales incluso ofrecen visitas a sus cocinas fuera de temporada, donde explican la selección de pescados y mariscos que normalmente no aparecen en las cartas estivales.

Las cervecerías artesanales —fenómeno que ha explotado en los últimos años— presentan degustaciones especiales durante el otoño. Con menos afluencia de público, los maestros cerveceros pueden explayarse sobre los procesos de fermentación y las particularidades de cada estilo. No falta algún vecino del barrio que termine sumándose a la charla para contar anécdotas sobre cómo era la ciudad antes del boom turístico.

Lo que solo el otoño permite ver

Curiosamente, algunas de las mejores experiencias marplatenses solo ocurren cuando la mayoría de turistas ya se ha ido:

Los senderos de Sierra de los Padres adquieren tonalidades anaranjadas y rojizas. El microclima de esta zona permite caminatas entre vegetación que contrasta con el azul del mar a lo lejos. Un dato curioso: los fotógrafos locales suelen recomendar estos meses para capturar las mejores postales, con luz dorada y sin el calor abrasador del verano.

Las plazas y espacios verdes de la ciudad se llenan de hojas caídas, creando alfombras naturales que crujen bajo los pies. El Parque Camet, algo ignorado durante el verano, se transforma en un refugio perfecto para picnics otoñales y caminatas entre árboles centenarios.

Moverse sin complicaciones

Viajar hacia y desde La Feliz resulta notablemente más relajado durante estos meses. Las frecuencias de transporte se mantienen estables, aunque con menos unidades que en temporada alta, lo que garantiza viajes menos congestionados.

En la terminal, el movimiento fluye sin las habituales colas de enero. Y los servicios en general funcionan con puntualidad, algo casi imposible durante el éxodo veraniego.

Mar del Plata otoñal guarda secretos que solo descubren quienes se animan a visitarla cuando la mayoría la da por descartada. Una ciudad que respira a otro ritmo, donde cada rincón cuenta historias que suelen quedar ahogadas bajo el ruido estival. Quizás sea momento de redescubrir La Feliz cuando no está de moda visitarla, precisamente cuando mejor se luce.