12 de junio de 2025 | Interior
El centro de San Salvador de Jujuy fue escenario este miércoles de una protesta multisectorial que unió a gremios estatales, docentes universitarios y organizaciones sociales. El malestar fue generalizado: el gobierno provincial ofreció un aumento salarial del 2% para el mes de junio, cifra que fue inmediatamente rechazada por los sindicatos, mientras los sectores más vulnerables advierten que la asistencia alimentaria es cada vez más insuficiente.
La movilización fue convocada en Plaza Belgrano por el SEOM (Sindicato de Empleados y Obreros Municipales), pero rápidamente confluyó con las consignas de las organizaciones sociales y con el paro de 48 horas que lleva adelante la docencia universitaria. La consigna común: el ajuste no da tregua y el gobierno no da respuestas.
“El endeudamiento de los trabajadores es tremendo. Ofrecer un 2% es una burla”, denunciaron desde el SEOM. La oferta oficial llevaría el salario mínimo estatal a $610.000 y el de los docentes a $715.000, aunque sin contemplar adicionales ni bonificaciones, según confirmaron fuentes oficiales. Desde UPCN fueron tajantes: “Lo rechazamos de plano. Queremos sueldos que alcancen al menos la canasta básica”.
Uno de los testimonios más duros fue el de Daniel Roisinblit, secretario general de ADIUNJu, quien expresó el deterioro salarial de los docentes universitarios. “Perdimos más del 35% del poder adquisitivo. Cada tres meses, es como si uno no lo cobráramos. No hay paritarias y el Gobierno Nacional nos empuja a una precariedad intolerable”, advirtió. Además, explicó que junto a la CONADU y otras federaciones presentaron un proyecto en la Cámara de Diputados para garantizar el financiamiento de las universidades nacionales.
Roisinblit no esquivó el contexto político nacional y denunció “represión, criminalización de la protesta y persecución ideológica”, en referencia a recientes decisiones judiciales contra referentes del kirchnerismo. “Nos están empujando al miedo, al hambre, a la resignación. Pero la respuesta va a ser con lucha y organización”, sentenció.
Desde otra trinchera, Lorena Alfaro, referente del Movimiento Evita, expuso la crisis alimentaria en los barrios más humildes. “El hambre ya no es de los desocupados. Hoy tenemos en los comedores a trabajadores municipales, a empleados estatales. Vienen después de trabajar porque no les alcanza para darle de comer a sus hijos”, relató.
Alfaro señaló que los merenderos y comedores populares están colapsados y que la ayuda oficial es prácticamente inexistente. “Sostenemos todo a pulmón. Antes teníamos aportes mínimos del Estado, como CAC, que nos daba algo de azúcar o fideos. Hoy nos exigen requisitos que no podemos cumplir: certificados sanitarios, planillas, trámites. Todo cuesta plata, y no hay plata ni para comprar pan”, explicó con crudeza.
La jornada dejó en evidencia que la crisis no distingue banderas, ni edades, ni sectores. La bronca es transversal y el ajuste golpea cada rincón del entramado social jujeño. En las calles, en los comedores, en las aulas vacías, en los hogares endeudados, el grito empieza a unificarse: sin salario digno y sin comida en la mesa, no hay futuro posible. (www.REALPOLITIK.com.ar)