11 de julio de 2025 | Tecnología

Entrevista REALPOLITIK.FM

Brain rot: "El consumo de contenidos vacíos está deteriorando la atención y la memoria de los chicos"

Fernando Russo, especialista en neurociencia, analizó el fenómeno del brain rot, una problemática creciente entre niños y adolescentes. La expresión, surgida en el ámbito académico de la Universidad de Oxford, define el consumo masivo de contenidos digitales sin valor formativo, con efectos alarmantes sobre el desarrollo cognitivo.

Ana María Messineo

"Es contenido que devora horas de consumo, pero no deja nada a cambio. Y lo más grave es que ya está presente en edades muy tempranas", alertó Fernando Russo. Según explicó, el fenómeno se manifiesta a través de la exposición constante a videos, juegos y caricaturas virales, muchas veces vacías de contenido significativo, pero altamente adictivas por su musicalidad, humor absurdo y repetición.

El especialista destacó que, si bien la evidencia científica aún se está construyendo, ya se han comenzado a observar consecuencias cognitivas concretas: “Hay un deterioro claro en la atención, la memoria y la motivación, lo que desde la neurociencia llamamos el dispositivo básico del aprendizaje”, aseguró.

En ese sentido, planteó que el sistema educativo actual enfrenta un desafío inédito. “Estamos viendo una caída en la capacidad de atención sostenida, esa que permite mantenerse enfocado aunque algo no sea de interés inmediato. La tecnología propone placer instantáneo, mientras que el aprendizaje exige esfuerzo, paciencia y objetivos de largo plazo”, explicó Russo.

Asimismo, criticó el desfase entre las metodologías educativas tradicionales y el contexto actual: “Muchas veces se enseña de forma monótona, mientras que afuera, en redes como YouTube, los mismos contenidos se explican de forma más clara, didáctica y atractiva. Es injusto para los docentes, que muchas veces deben enfrentar aulas superpobladas, con chicos neurodivergentes y poca contención institucional”.

En cuanto al rol de las familias, el especialista remarcó: “Hoy los adultos tienen menos tiempo para supervisar, acompañar o dialogar. No se trata de demonizar la tecnología, sino de entender que no puede quedar sin regulación o sin guía. El hogar sigue siendo clave en la educación emocional y en el desarrollo de pensamiento crítico”.

Russo hizo hincapié también en la urgencia de incorporar herramientas de la neurociencia en el aula: “Hay muchos docentes que no saben cómo manejar un sistema atencional alterado, una memoria debilitada o una emoción que bloquea el aprendizaje. La contención emocional es fundamental, pero hoy está muy ausente en muchos espacios escolares”, advirtió.

Por último, llamó a un debate serio a nivel estatal: “Falta formación, falta comprensión real sobre la neurodiversidad, y falta una política pública que integre estos nuevos desafíos. Sería fundamental que la ley nacional de Educación contemple estos cambios. La tecnología no va a desaparecer, pero sí podemos decidir cómo la usamos y cómo preparamos a nuestros chicos para convivir con ella sin perder sus capacidades cognitivas”, concluyó. (www.REALPOLITIK.com.ar)