11 de julio de 2025 | Nacionales
Según el último informe de Giacobbe & Asociados, Javier Milei conserva una imagen positiva del 48,1 por ciento a nivel nacional, y apenas un 40,8 de imagen negativa, un dato notable para un presidente que empuja un ajuste feroz, que muchos argentinos están sufriendo. De hecho, el 43,2 por ciento cree que el esfuerzo económico que plantea el gobierno “tiene mucho sentido porque dentro de poco vamos a estar mejor”. Es un nivel de esperanza que el propio peronismo no logró sostener ni en sus mejores momentos de crisis.
Victoria Villarruel, en tanto, cosecha un 28,4 por ciento de imagen positiva pero, sobre todo, un 26,5 de regularidad, lo que indica que no despierta rechazo masivo, ni siquiera en sectores que no la votarían hoy.
En cambio, la oposición luce desorientada. Cristina Fernández de Kirchner, cuyo liderazgo fue central en la última década y media, tiene un 58,1 por ciento de imagen negativa y apenas 28,8 por ciento de positiva. En paralelo, un abrumador 62,7 por ciento de los encuestados considera que es culpable y debería ir presa, y el 45,7 por ciento cree que debe cumplir condena en una cárcel común. Las palabras más repetidas ante la posibilidad de verla tras las rejas son “Justicia” y “Alegría”. Es un dato cultural, casi antropológico, que debería hacer reflexionar al kirchnerismo sobre el impacto de su principal figura.
Axel Kicillof, gobernador bonaerense y potencial candidato a disputar el poder nacional, no corre mejor suerte. Su imagen positiva apenas roza el 29 por ciento a nivel nacional, contra un 58,6 de negativa. En la provincia, los referentes kirchneristas no logran despegar: Victoria Tolosa Paz, Mayra Mendoza y Fernando Espinoza tienen más del 50 por ciento de imagen negativa cada uno, mientras que Diego Santilli (Pro) y Diego Valenzuela (LLA) aparecen con niveles de conocimiento moderados pero sin un clivaje de rechazo tan marcado.
¿Dónde están, entonces, los votos? En el respaldo a La Libertad Avanza, tanto a nivel nacional (41,9) como provincial (41,3). El kirchnerismo/peronismo se mantiene como segunda fuerza, con 28 en nación y 39,6 en provincia. El Pro aparece relegado al 8 y la Unión Cívica Radical (UCR) está prácticamente desaparecida del mapa.
La lectura política es clara: el oficialismo nacional, con todos sus problemas, tiene una ventaja competitiva central basada en el rechazo al pasado. Pero esa ventaja no será eterna. El gobierno, que ya no tiene relato sino relatores, se sostiene más por la fe de sus votantes que por resultados palpables. Sin embargo, mientras la oposición siga atrapada en los mismos nombres y culpas, la Argentina seguirá girando alrededor del vacío: Milei no necesita ganar más apoyo, solo que el resto no lo encuentre.
La política argentina, en su laberinto, parece tener una sola certeza en este año electoral: Cristina presa no solo es una fantasía para muchos, sino una emoción que ordena la conversación pública. Y eso, en una democracia emocional como la argentina, es muchísimo. (www.REALPOLITIK.com.ar)