18 de julio de 2025 | Provincia
“No solamente las pymes están siendo golpeadas, todo el sector industrial está atravesando un momento gravísimo. Muchos industriales tuvieron que pagar el aguinaldo en cuotas o pedir créditos. El consumo está totalmente paralizado”, comenzó Guillermo Siro.
En esa línea, cuestionó el modelo económico actual, basado en la especulación financiera más que en la producción real: “El modelo inflacionario permitía a muchos sobrevivir financieramente, pero eso se terminó. Hoy el negocio financiero le gana al comercial, y eso perjudica directamente a las pymes productivas”.
Asimismo, criticó duramente el sistema de coparticipación federal que, según afirmó, castiga a la provincia de Buenos Aires: “Nosotros ponemos el hombro para que otras provincias puedan desarrollarse. Somos la provincia que más aporta, pero la que menos recibe. La coparticipación está mal distribuida desde 1984 y nunca se corrigió”.
Siro también alertó sobre el abandono estatal en cuestiones clave: “Hay rutas provinciales y nacionales intransitables. En lugares como Laprida, la gente no tiene un hospital interregional y debe trasladarse kilómetros por caminos destruidos. El estado nacional se retiró de la obra pública y hoy la provincia no tiene recursos para hacerse cargo sola”.
Al ser consultado sobre la presión fiscal, advirtió: “No hubo una verdadera baja impositiva ni desde Nación ni desde la provincia. Incluso algunos municipios aumentaron sus tasas. Esto afecta la competitividad de nuestras exportaciones, que arrastran una carga impositiva de casi el 20 por ciento en su precio FOB”.
El dirigente empresarial también hizo referencia a la falta de incentivos para la inversión productiva: “Una inversión industrial se amortiza en veinte años. Si a los dos o cinco años tenés que cerrar, eso que compraste se transforma en fierro viejo. Y ahora encima se permite importar fierro viejo del exterior, lo cual empeora aún más la situación”.
Por último, Siro se refirió al cambio generacional en relación al trabajo: “Los jóvenes ya no quieren repetir el sufrimiento de sus padres. No quieren invertir en industrias que implican sacrificios interminables. Prefieren tener otra calidad de vida, más libertad y menos estrés. Eso también nos obliga a repensar el país que estamos construyendo”.
“El sector industrial está en emergencia. Necesitamos un país estable, con una economía previsible y un estado que vuelva a priorizar la producción nacional. Si no corregimos eso, el futuro de la industria está condenado”, concluyó. (www.REALPOLITIK.com.ar)