1 de octubre de 2025 | Nacionales
Desde su llegada al ministerio de Defensa, Luis Petri lo hizo con mujeres que llaman la atención y generan incomodidades dentro de la cartera, en su mayoría mendocinas y de Malvinas Argentinas.
Carolina Podlesker, muy allegada a Patricia Bullrich o eso decía ella cuando la nombraron. Excandidata a intendente de la municipalidad de Malvinas Argentinas, llegó a la dirección de Política Internacional del ministerio Su única tarea consistió durante mucho tiempo en organizar un encuentro de mujeres (presentó un PowerPoint con su cara y la de la general Laura Richardson) y participó en la organización de la Conferencia de Ministros para la Defensa hecha en Mendoza a gusto y piacere de Petri.
Una numerosísima delegación de Estados Unidos, de la que es ferviente admiradora, llenó el Hilton Mendoza Hotel. Ella firmó por 600 mil dólares toda la organización de esa cumbre. Se llevó a cabo en julio de 2024, cuando por ejemplo, entre otras carencias de las Fuerzas Armadas, ya la obra social empezaba a cortar prestaciones.
Después de un tiempo donde tuvo muchas diferencias con otros funcionarios, entre ellos su propio jefe Erardo Battaleme, Carolina recae en el Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (IOSFA), que fue creado para unificar y proveer cobertura médico-asistencial y social a los miembros como gerente General. A ese organismo llevó a su séquito, a una abogada que luego nombraría como directora de Transparencia Institucional y un funcionario que trajo de Malvinas Argentinas.
Ambos siguieron cobrando sus sueldos durante muchísimo tiempo aún fuera del ministerio y facturando en IOSFA. Finalmente, renuncia en medio de grandes escándalos.
Vuelve al ministerio, donde camina en el piso 11, a la espera de que Petri no le suelte la mano y le largue algún cargo. Nadie sabe qué hace allí. Sí, se sabe que viajó durante más de dos meses a Chipre, aunque se ignora para qué, con viáticos del ministerio; y a Perú con las mismas condiciones. Sabemos que estás mujeres cobran alrededor de 4 millones de pesos por mes, más los viáticos por estos viajes al exterior o al interior, y usan vehículos y teléfonos oficiales.
Valeria Rómoli, otra de las mujeres de máxima confianza de Petri, es una de sus dos secretarias privadas. Viajó con él a Dinamarca con un séquito que incluía dos fotógrafos, para hacer tomas del ministro para sus posteos de películas de acción. Son los mismos que viajaron la semana pasada junto al ministro en la comitiva presidencial que se reunió con Donald Trump.
Fue directora de una escuela primaria en Mendoza, quien le disputó la interna en Junín a Mario Abed, siempre de la mano de los Mendocinos por el Futuro. En los pasillos del ministerio la llaman “la ministra”, ya que se dedica a cerrar el círculo más chico del ministro y toma decisiones que le exceden ampliamente. Destrata funcionarios y militares, todos por igual. Quizás por ello, otros la llaman “La Robespierre”, porque causa terror a quienes la rodean.
¿Sera la “señorita Robespierre” quien impidió el allanamiento en la causa contra Luis Petri, por malversación de caudales públicos y otros delitos, en la que interviene el juzgado criminal correccional Federal Nro. 9, secretaria 17, con la participación de la fiscalía Federal Nro. 7 a cargo de Ramiro González. Expediente CFP 3611/2025?
Según fuentes del ministerio: “Su solo nombre inspira suspiros, mezcla de temor y de locura. '¿Con que se saldrá ahora?', se preguntan muchos”. En el tiempo que empezó a generar y acumular poder al lado de Petri, se enemistó con la jefa de asesores Luciana Carrasco. Tanto es así que ambas sostienen áreas paralelas como las de Ceremonial.
Rómoli hizo echar a quien se interpusiera en su camino dictando medidas arbitrarias y muy disparatadas, entre ellos, oficiales militares de alto rango a los cuales de la nada le salieron los pases. Rómoli se dedica especialmente a vigilar los viajes del ministro (viajo con él a Dinamarca) y a ordenar el área de Relaciones Públicas y Ceremonial de la cual no forma parte, pero es la jefa. Nada se le escapa a la mano derecha, quien sin conocimiento alguno más que el de educación, se dirige a altos mandos con su malhumor.
La mayoría silenciosa en el ministerio espera con ansias que se vaya con Petri en diciembre para retomar algo de normalidad.
Aprovechamos la ocasión para otro comentario de rigor: en el mapa del estado figura como jefe de Ceremonial una abogada de nombre Adriana Schetini, a quien la mayoría asegura no haber visto nunca en el piso 11.
Luciana Carrasco, jefe de Gabinete del ministerio de Defensa de Argentina, se suma a la lista de mujeres de la cartera.
Abogada magíster en derecho penal, tiene su propia página web y se la menciona en el piso 11 como el reemplazo de Luis Petri en Defensa. Se disputa el poder con Valeria Rómoli. Es también mendocina.
Bajo el ala de Rómoli está Josefina Britos, refugiada de la Fuerza Aérea en el ministerio, exesposa de un militar que ingresó a trabajar en esa fuerza y fue removida del área de Ceremonial. Entre las dos también controlan ceremonial, de donde ha huido el personal idóneo por los malos tratos y el despotismo que ejercen.
Ella, Britos, junto a quien apodan “la ministra”, Rómoli, dejaron entrar en febrero de este año a un israelí armado al ministerio. La custodia del ministro, Gendarmería Nacional Argentina, enloqueció al ver las cámaras de seguridad. Ellas dos lo habían dejado pasar violando esa custodia.
Rómoli también impidió durante dos días el ingreso de la seguridad a barrer la oficina del ministro. Nos referimos con "barrer", al concepto de seguridad. El gobierno denuncia escuchas ilegales y tienen a estos personajes nada menos que en Defensa. Es la maestra de escuela, Rómoli, quien ordenaba filmar a los empleados en asambleas, los amenazaba para que no hagan paro y los volvía a filmar para subir videos a Instagram con la leyenda: “Yo no paro”
Hoy, ante las acusaciones de espionaje, no asombra que pasen estas cosas en Defensa. Se espían entre ellos, ninguna confabulación internacional.
La más cuestionada de las mujeres de Petri, es otra mendocina, Betina Surballe, ex presidenta del Instituto de Ayuda Financiera para Pago de Retiros y Pensiones Militares (IAF). Fue en su gestión en la que se otorgó un préstamo de 40.000 millones (el IAF se sostiene con dinero de los militares retirados que siguen aportando como en actividad) en la época de Oscar Sagas, quien según los balances recibió la obra social en condiciones y la quebró. Hoy Surballe, por esos malabares de defensa, es quien afronta la dirección General de la IOSFA, que no presta servicios de salud en las provincias, y donde lo presta es escaso. Hace meses que reciben miles de amparos por tratamientos crónicos y oncológicos y demandas por abandono de persona. Con afiliados cautivos, todos se preguntan a dónde va el dinero que les descuentan cada mes.
Un dato de color, Bettina se hace llevar la comida desde el IAF todos los días a la IOSFA, por lo que tiene fama de tacaña, o de uso de la viveza criolla. Si no fuera tan doloroso todo, el ministerio de Defensa es, para quienes observan desde sus escritorios, una comedia de enredos de bajo presupuesto, o de uno muy alto, pero que nadie sabe dónde va.
Valga como ejemplo, el ministerio que nos tiene que defender. (www.REALPOLITIK.com.ar)