26 de octubre de 2025 | Legislativas
Acorralado por la causa de presunto lavado de dinero que lo obligó a bajarse de su candidatura y a renunciar a la presidencia de la comisión de Presupuesto y Hacienda en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, el economista libertario José Luis Espert intentó este domingo dar una imagen de normalidad al concurrir a votar en Béccar, acompañado de la mano de su esposa María Mercedes González. Pero, fiel a su estilo, terminó protagonizando un papelón.
Cuando partió al colegio Holy Cross para emitir su voto, Espert se subió en la parte trasera del vehículo que lo trasladaba, mientras su esposa permanecía al volante. Los presentes no tardaron en advertir la escena insólita: el diputado trataba a su pareja como si fuera su chofer. Testigos aseguran que la mujer lo cuestionó visiblemente molesta, y Espert, entre avergonzado y confundido, tuvo que descender del auto y pasar al asiento delantero, del lado del acompañante.
El insólito episodio se suma a los meses turbulentos que viene atravesando el excandidato, imputado por presunto lavado de dinero a partir de los 200 mil dólares que recibió del empresario Federico “Fred” Machado, acusado de narcotráfico por Estados Unidos. “Pido respeto para mí”, reclamó brevemente al llegar al establecimiento, sin responder preguntas sobre el escándalo ni sobre su relación con Javier Milei.
El presidente, por su parte, intentó desligarse del caso y defendió públicamente a su exaliado mientras crecen los rumores de que Machado pudo haber financiado la campaña libertaria que lo catapultó a la presidencia: “Yo no creo que Espert tenga vínculos narco, eso fue parte de una campaña sucia”, sostuvo, buscando minimizar el impacto electoral de una investigación que manchó a uno de los economistas más cercanos al oficialismo.
Machado, lejos de despejar dudas, admitió que los pagos a Espert fueron “más de 200 mil dólares, pero en cuotas”. Según su propio relato, el libertario le pidió “ayuda para moverse, comida y presentación de un libro”. Y luego aseguró sin tapujos: "Si hablo, se cae el gobierno".
Mientras el caso judicial sigue su curso, la imagen de Espert continúa en caída libre. El hombre que alguna vez quiso ser el “garante técnico” del mileísmo hoy se muestra desorientado, perseguido por los fantasmas del dinero sucio y los furcios públicos. Este domingo, ni siquiera logró llegar al cuarto oscuro sin tratar a su esposa como una empleada. (www.REALPOLITIK.com.ar)