8 de noviembre de 2025 | Cultura
“Hoy los jóvenes artistas enfrentan una lucha mucho más seria que la que nosotros vivimos en los 60. En aquel tiempo, hacer rock era ser valiente, pero ahora tienen que lidiar con algo infinitamente más complejo: la inteligencia artificial. Estamos frente a un sistema tecnológico que no se equivoca, que lo hace todo perfecto, que todo lo puede, y sin embargo, los músicos seguimos adelante”, explicó Ricardo Soulé.
Durante la entrevista, el ex Vox Dei mostró una de sus creaciones más recientes: una viola d’amore construida por él mismo, un instrumento barroco de catorce cuerdas. “A la inteligencia artificial le va a ser difícil imitar esto. Es algo demasiado humano”, bromeó, destacando la conexión espiritual que aún mantiene el arte con la imperfección y la emoción genuina.
Consultado sobre la autenticidad en tiempos de algoritmos y simulaciones, el músico fue contundente: “Convengamos que un disco es el testimonio de un momento del artista. Cuando escuchamos a Carlos Gardel con las guitarras y los ruidos de la púa, lo que sentimos es emoción, no pensamos en la tecnología. Esa autenticidad es lo que tiene valor”.
Soulé también recordó una experiencia reciente que lo sorprendió: “Vi un video mío de cuando tenía veintiséis años, cantando una canción que nunca grabé, y era todo hecho con inteligencia artificial. Era mi cara, mi voz, mis gestos. Es increíble y a la vez inquietante. Por eso digo que lo que enfrentan los jóvenes ahora es muy potente”.
En un tono más personal, el artista habló de su familia y de cómo la música atraviesa generaciones en su hogar. “Mis hijos son músicos, y ahora mi nieto Filipo, que tiene seis años, vive rodeado de instrumentos. Agarra una guitarra, una flauta o un violín con total naturalidad. Es algo hermoso de ver”.
Sobre su compañera de vida, Graciela, y la inspiración amorosa detrás de sus obras, Soulé se mostró profundamente emotivo: “El amor es infinito. Es un elemento dentro nuestro que no tiene medida. Uno va viviendo y cree que ya llegó al fondo, pero siempre hay más. La mujer es, en gran parte, la inspiración de los artistas. En mi caso, mi esposa es mi compañera, mi sostén y mi musa”.
Consultado por la canción más especial de su extensa carrera, el músico reflexionó: “La gente tiene una preferencia por Presente, y eso me hizo pensar mucho. Pero yo creo que todas las canciones son parte de una sola: la canción de Dios. Todo lo que se compone en la Tierra intenta acercarse a esa canción universal”.
Finalmente, Soulé defendió la autenticidad como el valor más alto del arte frente a la perfección artificial: “El público es el soberano. La emoción verdadera no se fabrica. La tecnología podrá imitar voces, rostros, pero nunca el alma. Y el alma es lo que hace eterna a la música”. (www.REALPOLITIK.com.ar)