10 de noviembre de 2025 | Provincia
El mito del “Clío de Kicillof”, ese viejo Renault que apuntaba a simbolizar la austeridad y cercanía con el pueblo bonaerense, volvió a chocar contra la realidad. Su dueño, Carlos Bianco, ministro de Gobierno y mano derecha del gobernador Axel Kicillof, acumula más de un millón de pesos en infracciones impagas. La noticia trascendió luego de que fuera denunciado penalmente por abuso de autoridad, desobediencia y tráfico de influencias tras negarse a realizar un test de alcoholemia en un control vial.
El célebre Renault Clío dominio KSO758, aquel que se convirtió en símbolo de campaña en 2019, arrastra infracciones labradas entre diciembre de 2024 y enero de 2025 en el juzgado de Lomas de Zamora.

Entre ellas figuran dos multas por exceso de velocidad (256.650 cada una) y una por no respetar el semáforo (513.300), todas vencidas y con deuda activa. En total, 1.026.600 que Bianco jamás pagó. El mismo funcionario que exige “cumplir la ley” desde el atril oficial, la esquiva cuando se trata de su propio volante.
Pero los antecedentes de Bianco detrás del volante no terminan ahí. En abril de este año, el ministro de Gobierno protagonizó un bochornoso episodio en un control de alcoholemia sobre la autopista Buenos Aires - La Plata, a la altura de Dock Sud. Por entonces no circulaba con su emblemático Clío sino con un Volkswagen Vento gris oficial, propiedad del gobierno bonaerense, desde donde se negó a realizar el test de alcoholemia. Por esa negativa le retuvieron la licencia, aunque el vehículo -contrario a lo que marca la ley- no fue secuestrado. En cambio, un empleado de AUBASA lo llevó hasta su domicilio, como si se tratara de un privilegio reservado a los amigos del poder.

Una denuncia, presentada por el diputado libertario Sebastián Pascual, detalla que el Vento oficial que conducía Bianco acumulaba 137 multas por más de 21,5 millones de pesos entre infracciones en la provincia y la Ciudad de Buenos Aires: exceso de velocidad, uso del celular al volante, circular por carriles prohibidos y evasión de peajes. Es decir, un prontuario automovilístico completo sostenido con fondos públicos.
Pascual acusó al funcionario de violar la ley de Ética Pública, de usar bienes del estado en beneficio propio y de ejercer tráfico de influencias para evitar sanciones. La causa tramita en el juzgado Federal de Quilmes a cargo del juez Luis Armella, con intervención de la fiscal Silvia Ruth Cavallo.
Mientras tanto, Bianco intenta explicar lo inexplicable. Dijo que no se sometió al control porque “lo estaban filmando”. Pero el entonces director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Pedro Scarpinelli, aclaró que si llegó al alcoholímetro, es porque el alómetro ya había detectado presencia de alcohol en el aliento. En otras palabras: había indicios de que conducía ebrio.

Paradójicamente, el mismo Bianco que se niega a soplar el alcoholímetro y acumula infracciones millonarias, es el que durante años fue presentado como el rostro de la “austeridad kicillofista”, gracias a un Renault Clío que, más que símbolo de humildad, hoy parece un emblema de la impunidad oficialista.
El auto que alguna vez sirvió para vender una imagen de “funcionario de barrio”, ahora está marcado por multas impagas, exceso de velocidad y desprecio por las normas. Y el “ministro del pueblo” terminó convertido en un conductor serial de infracciones, que usa el Clío para la campaña y los vehículos del estado para pasear, evadiendo la ley cuando lo frenan y pretendiendo justificarse con excusas de adolescente. (www.REALPOLITIK.com.ar)