11 de noviembre de 2025 | Nacionales

En los estudios de REALPOLITIK.FM

Marcelo Romero: “La Justicia no puede tener ideologías”

El subsecretario de Investigación Criminal del ministerio de Seguridad de la Nación, Marcelo Romero, visitó los estudios de RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm), donde repasó su extensa trayectoria en el ámbito judicial, su paso por la política y su actual función en el gabinete de Patricia Bullrich.

Martín Virgini

Con una carrera marcada por su postura en defensa del orden constitucional y su crítica al sesgo ideológico dentro del poder judicial, Marcelo Romero reflexionó sobre los momentos más significativos de su vida profesional y su mirada sobre la Justicia argentina. El funcionario recordó sus inicios como practicante en los tribunales de La Plata, cuando apenas era estudiante de Derecho. “Era mi máxima aspiración trabajar en tribunales y algún día, muy lejano en aquel entonces, acceder a la magistratura”, rememoró. Tras dos años de trabajo ad honorem, logró ser designado empleado en 1988.

Romero explicó que su vocación lo llevó a cambiar de rumbo dentro del poder judicial: “En la fiscalía me di cuenta que ya no quería ser juez sino fiscal. Tuve el enorme privilegio de ganarme la vida haciendo lo que amé y lo que sigo amando”, confesó.

Durante la entrevista, compartió anécdotas de sus primeros años en el ámbito penal, como aquella vez en la que escuchó por primera vez la expresión “se acabaron los códigos” en boca del jefe de la cárcel de Olmos, tras una serie de motines ocurridos en 1986. “Destruyeron la capilla, la escuela y la enfermería, tres lugares que los presos nunca se hubiesen atrevido a tocar. Ahí me di cuenta de que algo estaba cambiando”, señaló.

Asimismo, Romero expresó su postura crítica hacia el pensamiento del jurista Eugenio Raúl Zaffaroni, una figura central del derecho penal argentino. “Mi antizaffaronismo nació siendo estudiante. No me gustaba, no lo entendía. Era un lenguaje extraño”, sostuvo. Y agregó: “Zaffaroni fue muy inteligente, advirtió que en la postdictadura el negocio era hablar en contra de los militares, de las fuerzas de seguridad y del sistema penal”.

En esa línea, fue contundente al rechazar la influencia ideológica en el sistema judicial: “La Justicia no puede tener ideologías”, afirmó. Si bien reconoció que los funcionarios judiciales pueden tener opiniones personales, advirtió que “llegado el momento, si no elegís el orden constitucional por encima de la ideología, no podés estar ahí”.

Romero cuestionó la aplicación de la llamada “perspectiva de género” en los procesos judiciales: “Existen manuales para juzgar con perspectiva de género, y no hay un manual para juzgar. El único manual para juzgar es la constitución, los pactos internacionales, el Código Penal y el Código Procesal Penal”, remarcó.

También criticó la inversión de la carga probatoria en algunos casos: “Con mis solos dichos te condenan, se destruye el sistema constitucional. Se elimina la presunción de inocencia y se invierte la carga probatoria. La carga probatoria en un país republicano como el nuestro le corresponde al fiscal”, enfatizó.

Consultado sobre su salida de la fiscalía, el exfuncionario judicial explicó que fue una decisión ética: “Podía hacerme el tonto y pasar la pelota, pero no quería ser un burócrata. Me fui antes, dieciséis años antes”, aseguró. Poco tiempo después, recibió el llamado de Patricia Bullrich: “A los cuarenta días de dejar la fiscalía, me llamó Patricia. Me dijo: ‘¿Querés ser intendente de La Plata?’. Le respondí: ‘No’. Entonces me ofreció ser ministro de Justicia y luego candidato a senador por la provincia de Buenos Aires”, recordó.

Finalmente, relató cómo se concretó su llegada al actual cargo: “Me ofrecieron ser subsecretario de Investigación Criminal, y acá estoy, en un trabajo completamente distinto a lo que hacía antes”, dijo.

Romero cerró con una reflexión sobre el rol del estado y su compromiso con la función pública: “El estado no es una empresa, no debe serlo. Y si quisiéramos serlo, tendríamos que ser como las empresas privadas, donde si no cumplís los objetivos estratégicos, te mandan a tu casa”.

En un repaso más personal, también evocó los años en los que ejerció la docencia y trabajó junto a personas privadas de la libertad: “Nunca tuve inconvenientes. Siempre los traté con respeto y ellos lo valoraban. A veces hay riesgos, pero también muchas lecciones”, concluyó. (www.REALPOLITIK.com.ar)