Sergio Massa avanza en Dock Sud con Mónica Litza y presiona el equilibrio político de Axel Kicillof

La movida que vuelve a tensar el mapa interno del peronismo bonaerense se cocina en silencio, lejos de los micrófonos y bastante más cerca de los muelles. El inminente desembarco de Mónica Litza en el Puerto de Dock Sud revela que Sergio Massa sigue jugando fuerte en la Provincia y mantiene un canal de negociación activo con Axel Kicillof, aun cuando la estructura nacional del peronismo atraviesa su etapa más dispersa.

El massismo insiste en ocupar zonas estratégicas del Estado bonaerense y los puertos, siempre sensibles por la mezcla de logística, recaudación y política, son un lugar demasiado valioso como para dejar librado al azar. El gobierno provincial intenta bajarle el volumen al tema. Kicillof desliza que Litza “es de Jorge Ferraresi”, buscando anclar su designación en Avellaneda. Dentro de los despachos, nadie compra esa versión: la exdiputada responde a Massa y su llegada forma parte de un acuerdo más amplio para sostener presencia en áreas de logística, transporte y puertos.

El movimiento cayó pésimo en La Cámpora, que siente que pierde terreno en el reparto de cargos del gabinete bonaerense. Ya dejaron flotando la advertencia: si esta tendencia se mantiene —massismo sumando posiciones, ellos perdiendo incidencia— el acompañamiento al Presupuesto 2026 podría quedar en suspenso. Una señal de alarma para el gobernador.

Para Kicillof, el movimiento implica equilibrar tensiones internas sin abrir un frente nuevo con Massa. Para Massa, es la confirmación de que sigue teniendo capacidad real de negociación y aparato para conservar espacios donde se decide algo más que logística: poder territorial, cajas clave y gobernabilidad. (www.REALPOLITIK.com.ar)