19 de noviembre de 2025 | Nacionales

Nación Servicios

Hernán Portillo, VISA y millones de dólares en disputa: El negocio del transporte digital en Banco Nación

Mientras avanza la causa judicial contra Tienda BNA y sus responsables, nueva información interna revela cómo Hernán Portillo habría tejido acuerdos reservados con Mastercard y VISA, direccionado contrataciones y promovido proyectos millonarios sin controles institucionales.

En medio de la creciente crisis interna que atraviesa Nación Servicios y de la denuncia penal por fraude y lavado que ya sacude al Banco de la Nación Argentina, nuevas revelaciones apuntan nuevamente a Hernán Portillo, actual gerente General de la empresa tecnológica del grupo estatal. Según testimonios reservados de fuentes con acceso directo a la operatoria, Portillo habría articulado durante años un sistema de “acuerdos preferenciales” con grandes procesadoras de pago —primero Mastercard, luego VISA— que habrían derivado en proyectos direccionados, contrataciones sin concurso y fondos cuyo destino aún no está claro.

El primer acuerdo: Mastercard, promociones y contrataciones a dedo

De acuerdo a la nueva información obtenida por REALPOLITIK, mientras Portillo se desempeñaba como gerente de Medios de Pago del Banco Nación, habría impulsado un acuerdo excepcionalmente beneficioso para Mastercard, que derivó en promociones exclusivas dentro de Tienda BNA y en la posibilidad de operar en el sistema de transporte público por encima de otras tarjetas.

Ese entendimiento incluía —según las fuentes— la contratación directa de allegados a Portillo por parte de Mastercard para distintos desarrollos tecnológicos. Como se trataba de una empresa privada, las incorporaciones se realizaban sin licitación y sin requerimientos administrativos del sector público, como ejemplo, la empresa que desarrolló el onboarding de los vendedores dentro de Tienda BNA.


Sede central del Banco Nación.

“Portillo le pedía a Mastercard que contrate amigos de él, y Mastercard lo hacía sin demasiadas preguntas”, relató una de las personas que trabaja en esos proyectos y que hoy observa con preocupación la magnitud del poder concentrado en Nación Servicios.

El quiebre: VISA queda afuera y nace un nuevo “acuerdo”

Según reconstruyeron fuentes internas, todo cambió cuando Mastercard obtuvo —en exclusiva— el lanzamiento del pago del transporte público mediante sus tarjetas, una decisión impulsada desde Nación Servicios y que dejó a VISA afuera de un negocio multimillonario.

La reacción fue inmediata.

Para “mantener en equilibrio” a los dos gigantes del mercado, Portillo habría intermediado un nuevo entendimiento con VISA, que buscaba desesperadamente ingresar al sistema SUBE.

En ese contexto, VISA propuso desarrollar una nueva billetera digital para el transporte, un producto que reemplazaría incluso a la existente SUBE, elevando a la multinacional al tope del ecosistema de pagos urbanos en Argentina.

El proyecto de los 30 millones de dólares y el rol de EY

Fue entonces cuando surgió un nuevo actor: Ernst & Young (EY), la consultora global. De acuerdo con los testimonios obtenidos, Portillo habría “sugerido” a VISA que ese desarrollo debía quedar en manos de EY.

El proyecto quedó bajo la conducción de un allegado directo a Romina Aquino, la funcionaria sin formación técnica que Portillo previamente había instalado en Nación Servicios y que ya había sido cuestionada por manejar iniciativas millonarias sin experiencia previa. La coordinación del desarrollo habría quedado en manos de esta dupla: Aquino y su conocido.

Parte de los presuntos 30 millones de dólares que VISA habría aportado para el desembarco en el sistema de transporte habrían estado destinados a este proyecto. Sin embargo, las fuentes consultadas advierten que todavía no está claro cómo se distribuyó el total de esos fondos ni bajo qué estructura se registraron dentro del Banco Nación.

El resto del dinero —afirman— “no figura en ningún informe interno” y su trazabilidad estaría bajo análisis de organismos de control.


Portillo en el 32º Congreso Internacional de Tarjetas de Crédito y Medios de Pago.

Una trama que se repite: Contratación sin concurso y áreas enteras entregadas a privados

Estas nuevas revelaciones se suman a lo ya publicado por REALPOLITIK en las últimas semanas, donde se expuso:

- Que VISA desarrolló la nueva aplicación SUBE.

- Que personal de la multinacional trabaja dentro del edificio de Nación Servicios.

- Que la tarjeta SUBE podría ser reemplazada por una VISA Prepaga.

- Que no hay documentación clara sobre la capitalización por 30 millones de dólares.

- Que Portillo consolidó un círculo de confianza (Gastón Álvarez, Esteban Baume, Romina Aquino) que controla áreas sensibles del sistema digital estatal.

- Que BNA Viajes, Tienda BNA y otros negocios fueron adjudicados sin competencia a empresas como Despegar o Avenida Compras SA.

La lógica, según describen empleados de carrera, siempre es la misma:
un proyecto público, una multinacional beneficiaria y un equipo interno sin experiencia colocado por Portillo para asegurar el control político del expediente.

Presiones internas, denuncias y un modelo bajo sospecha

Hoy, Portillo enfrenta un escenario de máxima tensión. La denuncia penal presentada por Daniel Sarwer ya involucra a las autoridades del Banco Nación y habla de presunta administración fraudulenta, presunto desvío de fondos, supuestos circuitos paralelos de recaudación y triangulación con empresas privadas vinculadas a la operatoria de Tienda BNA.

Aunque por el momento la Justicia no ha imputado formalmente a Portillo en esta causa, las nuevas revelaciones sobre su rol en los acuerdos con Mastercard y VISA agregan presión política e institucional.

“Hay mucho que todavía no salió a la luz”, afirma una fuente que trabaja en Nación Servicios desde antes de la llegada de Portillo. “Los acuerdos con Mastercard y VISA son apenas una parte del problema. La pregunta es siempre la misma: ¿dónde fue a parar la plata?”.


Hernán Portillo.

Un modelo que avanza: Del control del transporte a la privatización digital

Para las fuentes internas, la preocupación es clara:
el negocio del transporte público —uno de los sistemas más sensibles del país— podría haber sido entregado progresivamente a intereses privados bajo el argumento de la “modernización tecnológica”.

Entre los acuerdos con Mastercard, las gestiones con VISA, los proyectos direccionados a EY y los 30 millones de dólares cuyo destino no se conoce en detalle, el esquema que habría montado Portillo en Nación Servicios parece seguir una lógica inequívoca: la digitalización del estado como plataforma para negocios privados sin controles, sin competencia y sin transparencia.

Mientras la Justicia avanza y las internas dentro del Banco Nación se vuelven insostenibles, las nuevas revelaciones permiten entender con mayor claridad el silencioso entramado que hoy tiene en vilo al principal banco público de la Argentina. (www.REALPOLITIK.com.ar)