25 de noviembre de 2025 | Internacionales

Broma y amenaza

¿Habrá corrida?

Donald Trump lanzó una broma amenazante hacia Scott Bessent que, en medio de la fragilidad financiera argentina y la caída de un préstamo clave, encendió el temor del gobierno de Javier Milei ante el riesgo inminente de una nueva corrida económica.

Este lunes Donald Trump afirmó en tono gracioso pero amenazante: "Lo único en lo que Scott está metiendo la pata es en la Reserva Federal, porque las tasas están demasiado altas. Scott, si no lo arreglas rápido, te voy a despedir pegándote una patada en el culo". Y al gobierno de Javier Milei se le cayó el ánimo al piso.

La sola idea de un Scott Bessent provoca urticaria, ya que es, en realidad, el principal soporte de la gestión presidencial argentina. A diferencia de Donald Trump, de quien podría adjudicarse su apoyo a razones geopolíticas sumadas a un aprecio personal hacia Javier Milei, el secretario del Tesoro es quien sale a jugar de manera concreta, sobre el territorio, poniendo o retirando los dólares crocantes para evitar las corridas financieras o el default argentino. Bessent es la versión norteamericana de Luis Caputo, con trayectorias similares en JP Morgan Chase, aunque éxitos mucho más relevantes que los del “Messi de las finanzas” argentino. De ese sólido lazo, y de los intereses en común que benefician las acciones de ambos, puede comprenderse que sea el último resguardo de una política económica que está derrapando hace demasiado tiempo, a la que solo se ha conseguido mantener a flote atándola con alambre, pasando la gorra ante organismos financieros internacionales, consiguiendo pequeños créditos a tasas siderales, impulsando un blanqueo que incluyó divisas cuyos orígenes hubieran sido imposibles de explicar dentro del marco de las leyes, eliminando retenciones por corto plazo para conseguir ingresos de consorcios exportadores y obteniendo el aval político y un swap del gobierno norteamericano que le proveyó de una victoria electoral inesperada.  

Pero ese triunfo en los comicios despertó nuevamente la tendencia de este gobierno de incumplir los compromisos contraídos y negarse a implementar una agresiva estrategia de compra de divisas para fortalecer al Banco Central de la República Argentina. Junto con el swap norteamericano se había anunciado un préstamo adicional de 20.000 millones de dólares para fortalecer las finanzas pùblicas y afrontar los vencimientos de obligaciones financieras del estado argentino hasta fines del mandato de Javier Milei. La semana pasada nos desayunamos con que ese préstamo se había caído, y que a lo sumo del swap norteamericano o de un crédito de esos bancos podrían conseguirse los 4.000 millones de dólares que vencen a principios del año próximo. Súbitamente el dólar retomó su cotización ascendente, las acciones argentinas en el exterior se desplomaron, los bonos soberanos se cayeron y el riesgo país volvió a subir. Solo lo salvó al gobierno que el anuncio de la caída del préstamo se produjo el jueves pasado, previo a los cuatro días sin actividad del mercado financiero argentino. El problema, y muy grave, es saber qué pasará a partir de este martes si las autoridades de nuestro país no consiguen cerrar algún tipo de préstamo alternativo. ¿Habrá corrida en caso de una negativa?

Los grandes empresarios nacionales del cìrculo rojo salen a protestar cada vez con menores reservas por el daño letal que les está causando la apertura librecambista ilimitada del mercado argentino. Las pymes implosionan por miles. El JP Morgan reclama una devaluación de al menos un 15 por ciento y el rojo en las reservas es superior a los 16.000 millones de dólares. El oro argentino parece haberse esfumado en el sistema financiero europeo y los vencimientos próximos amenazan con un nuevo default, aunque todos confían en que de algún lado llegará la inyección de divisas para afrontarlo.

Paradójicamente, la victoria electoral ha conseguido ser presentada como un plebiscito favorable al gobierno, que avanza con una nueva oleada de recorte de derechos, disfrazada con la falacia de “reformas” y la política se rinde al oficialismo pero en el mundo económico todo parece seguir el curso declinante que tenía antes de los comicios. Cada vez más el gobierno necesita del auxilio externo para sobrevivir, que sabemos no es gratuito ni neutro.

Por esta razón la ironía de Trump, que esconde un ultimátum para Bessent causó escozor en las autoridades nacionales. El “Tío Scottie” jugó, hizo ganar elecciones y se llevó un rédito financiero además en el mes de octubre. Pero no tiene las manos libres ni sólo debe ocuparse de la Argentina. Y el mercado lo sabe y se apresta a tomar sus propias decisiones. (www.REALPOLITIK.com.ar)