4 de diciembre de 2025 | Nacionales

¿El nuevo Néstor? ¿La nueva Cristina?

De Kirchner a Milei: Argentina, atrapada en una nueva hegemonía familiar

Mientras crece la comparación entre Javier Milei y Néstor Kirchner, en el oficialismo preocupa el avance hegemónico libertario y la ambición sucesoria de Karina Milei.

En los últimos días diversos formadores de opinión, de uno y otro lado de la fractura que caracteriza a la sociedad argentina, han insistido en tratar de encontrar similitudes entre Néstor Kirchner y Javier Milei. No, por supuesto, en sus proyectos de país que son, a todas luces, radicalmente contrapuestos, sino en su modo de intervenir y tomar decisiones para hacer saltar la banca, sin ninguna clase de tibieza, para alcanzar esos objetivos.

La radicalización de la política, la construcción de una base política e institucional hegemónica a partir de resultados electorales iniciales ínfimos, autorizan este tipo de comparación. Véase sino cómo “El Furia” construyó rápidamente su hegemonía a partir de un modestísimo 22 por ciento de los votos, y cómo Milei consiguió impulsar la mayoría de sus iniciativas sólo con un puñado de legisladores propios, y ahora se apresta a convertir a su novel fuerza política en mayoritaria dentro del Congreso de la Nación Argentina, aprovechando la implosión del panperonismo.

Milei cuenta con una aliada esencial: la presidiaria Cristina Fernández de Kirchner, quien ha hecho todo lo posible para destruir al peronismo, y lo sigue haciendo con sus intervenciones extemporáneas y su incapacidad para aceptar que la hora de la jubilación con dignidad le pasó hace rato. Como en el tango de Carlos Gardel, podría utilizar como carta de presentación aquello de “La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”. Tanto insistió en mantener al peronismo encadenado bajo la amenaza de su látigo que terminó por anularlo. Ahora, ya sin poder, muchos de los que hubieran deseado tomar distancia desde hace una década y media pueden hacerlo, y la consecuencia es la inminente pérdida de la condición de primera minoría en la Cámara de Diputados de la Nación del espacio nacional y popular. Cristina sigue construyendo poder, porque es lo único que sabe hacer, con la diferencia de que antes lo hacía en provecho propio y, ahora, en el del libertario.

Tanto Milei como Néstor son transgresores por naturaleza, animales políticos que no pueden cohabitar con la moderación. El santacruceño logró cambios sustanciales en una Argentina estallada en 2001, y pacientemente comenzada a restablecer durante la gestión de Eduardo Duhalde. El problema es que como herencia dejó a Cristina y su ambición desmedida, quien nunca tuvo nada que ver con el peronismo -salvo la voluntad de utilizarlo en su propio beneficio- y mostrando a cada paso la hilacha de su convicción socialdemócrata. Las consecuencias de su ansia enfermiza de poder están a la vista, como así también su concepción autocrática de la política que incluyó su fracaso en construir a su hijo Máximo Kirchner como sucesor.

La construcción hegemónica de Javier Milei también tiene una candidata autopropuesta para sucederlo, repitiendo la secuencia fallida entre Néstor y Cristina: su hermana Karina Milei, quien sueña con el sillón presidencial y no en 2031, sino en 2027. “El Jefe” aprendió mucho y rápidamente, y de casi cadáver político antes de las elecciones de medio término paso a ser reconocida como el cerebro de una estrategia electoral que le garantizó una victoria contundente a La Libertad Avanza a nivel nacional y, fundamentalmente, en la provincia “maldita” de Buenos Aires. Con gobernadores y legisladores opositores en fuga, o tratando de congraciarse con el gobierno; sindicatos aterrados por la inminente reforma laboral; empresarios de una industria nacional que acelera su agonía sin encontrar estrategias de defensa ni respaldos políticos significativos; el escenario actual es casi soñado, salvo por el detalle –no pequeño- de una economía y un frente financiero externo en terapia intensiva.


Cristina Fernández de Kirchner y Javier Milei.

Karina tiene en claro que se trata de una oportunidad soñada. En el congreso libertario que tuvo lugar días atrás en Mar del Plata, ante trescientas personas, insistió reiteradamente con que "hay que ir por la reelección de Javier Milei". Pero quienes la rodean tienen en claro que su verdadera ambición consiste en sucederlo en 2027, reiterando la estrategia de alternancia kirchnerista que no pudo concretarse por la muerte de Néstor.

"Ella quiere que Milei la elija como sucesora, como hizo Néstor con Cristina, aunque pretende que la oferta surja de su hermano", afirman a su alrededor. Mientras tanto sujeta con fuerza su látigo, e impone sumisión dentro de su espacio y de sus aliados. De ahí la creación de un comité de disciplina que será inflexible. “Un stalinismo inspirado en La Cámpora”, agregan con ironía.

Bajo su atenta mirada están los influencers como Daniel Parisini, más conocido como el "Gordo Dan"; los díscolos, como Santiago Caputo; y Patricia Bullrich, por su naturaleza de escaladora profesional. Créase o no, Patricia siente terror por Karina. Razones no le faltan: ya ha decidido que, para salir por los medios, todos deberán pedirle permiso previo. También está decidida a controlar el ministerio de Justicia, clave para su política de disciplinamiento y para garantizarle impunidad en sus manejos financieros oscuros, como en los casos de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) o $Libra.

Así como Mauricio Macri está convencido de que debió jugar más a fondo cuando tuvo oportunidad, Karina cree que Cristina no se animó a jugar las apuestas decisivas en los momentos clave. Javier se propuso subsanar esa debilidad del fundador el Pro; Karina espera su oportunidad para hacer lo mismo respecto de la expresidenta.

Hoy la pregunta que muchos en la cumbre del gobierno se hacen, pero que ninguno se anima a responder, es si Karina conseguirá finalmente ese gesto que espera de su hermano. (www.REALPOLITIK.com.ar)