5 de diciembre de 2025 | Nacionales
Desde el inicio, Andrés Asiain planteó que el rumbo económico actual no constituye un error, sino la aplicación consecuente de una ideología liberal extrema: “El gobierno de Milei claramente es un gobierno con mucha ideología. Es un gobierno libertario, un extremismo liberal”. Recordó que el presidente ya había anticipado su postura frente al sector industrial: “Les dijo a todos los empresarios industriales que la industria es un sector artificial que vive indirectamente de los sectores primarios, y en la ideología de él tiene que desaparecer ese sector y ser reemplazado por importaciones”.
Para Asiain, la apertura económica y el atraso cambiario responden a una lógica histórica del liberalismo local: “Abaratan el dólar, abren la importación. Esto genera cierto bienestar en algunos sectores porque compran un producto barato o se van de vacaciones al exterior, y sirve también para estabilizar la inflación, pero la contracara es que cierran industrias y se pierden puestos de trabajo”.
En ese sentido, explicó que el daño industrial no siempre se manifiesta en cierres totales: “A veces no cierran las empresas, pero sí cierran eslabones productivos… reemplazan el proceso de producción nacional por importaciones”.
Consultado sobre el avance del trabajo de plataformas, el economista describió un fenómeno doble: “Por un lado, tiene que ver con el deterioro del salario… y después hay otro proceso que tiene que ver con la destrucción de puestos de trabajo en el sector formal y la gente se queda sin laburo y lo tiene que hacer para comer”. Aclaró que, aunque el desempleo abierto no crece con fuerza, sí se observa una mutación profunda del mercado laboral: “Las estadísticas muestran que retrocede el trabajo formal registrado y avanzan los trabajos informales. Ahí se ve reflejado este proceso de uberización del mercado de trabajo”.
Frente a los aumentos constantes en telecomunicaciones, especialmente internet, Asiain señaló que responden a un contexto inflacionario atravesado por desregulaciones: “Están empezando a imponer precios de monopolio… Puede frenar cuando la empresa evalúa que si sigue subiendo le empieza a hacer perder clientes”.
Si bien destacó que la baja inflacionaria es el único punto positivo para el gobierno, advirtió: “Hace ya un año que convivimos en una inflación del 30 por ciento. Es una inflación alta, para los estándares internacionales sigue siendo alta”.
El economista sostuvo que la apertura importadora cumple una función disciplinadora: “Pone presión para que los empresarios en la paritaria se pongan más duros… disciplina el costo salarial”. A la vez, actúa como impulso para empujar las reformas estructurales: “Esa competencia externa les pone presión y ellos quieren bajar impuestos, bajar salarios, bajar cargas sociales para tratar de sobrevivir”.
En este esquema, remarcó que los sectores liberales buscan avanzar hacia cambios permanentes: “Es una herramienta para inducir eso que después ellos buscan institucionalizar ya en forma más definitiva a través de las reformas… reforma laboral, reforma impositiva, reforma jubilatoria y los acuerdos de libre comercio”.
Al proyectar el próximo año, Asiain advirtió sobre un escenario complejo en materia externa: “El gobierno tiene que pilotear un año que tiene bastante vencimiento de deuda, cerca de 22.000 millones de dólares… y cuando hacés la cuenta le quedan más o menos 3.500 millones de dólares para intervenir, que es muy poco”. Por eso, anticipó un contexto aún muy frágil: “El frente externo va a seguir tensionado… no vemos una aluvión fuerte de dólares financieros”.
Sobre el nivel de actividad, consideró que el crecimiento será muy desigual: “Va a estar canalizado más que nada en actividades primarias, bancarias, inmobiliarias y algo de la construcción”.
Finalmente, alertó sobre la intención oficial de profundizar el paquete de reformas: “El 2026 es el año que el gobierno va a intentar meter todas las reformas, porque es un año no electoral”. Y concluyó con una advertencia sobre los daños irreversibles del modelo: “Con el dólar barato, la empresa que cierra después no la reabrís… la destrucción siempre es más barata y más fácil que la construcción”. (www.REALPOLITIK.com.ar)