10 de diciembre de 2025 | Nacionales
La historia de Francisco Langieri Bullrich, hijo de la actual ministra de seguridad y flamante senadora nacional Patricia Bullrich, es un ejemplo paradigmático del “milagro económico exprés” que solo parece posible en la Argentina cuando la política y los negocios se mezclan peligrosamente. mientras su madre consolida poder dentro del gobierno de Javier Milei, él encabeza un conglomerado empresarial que factura más de 63 millones de dólares por año… pero al mismo tiempo registra cheques rechazados por montos mínimos que no pagarían ni un mes de alquiler de un local.
El antecedente profesional de Langieri dista de ser el de un magnate. En 2016, durante el gobierno de Mauricio Macri, fue designado por decisión administrativa 727/2016 como director de Gestión de Proyectos Sur dentro de País Digital. Su salario como funcionario era el de un técnico profesional sin mayor exposición pública.
Pero hacia 2020, de manera prácticamente súbita, pasó de ser un exempleado estatal sin trayectoria empresarial a manejar sociedades con capitales de difícil justificación frente a su actividad previa. Fue en ese momento cuando constituyó Totaltot Latam SRL, donde quedó como socio mayoritario con 47.500 cuotas, administrador y gerente, y cuya sede en Carlos Pellegrini 1163 manejaba servicios digitales y comerciales de amplio espectro.

De igual modo, la esposa de Langieri María Belén González Ruzo, trabajó en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hasta 2022 para luego vincularse definitivamente con esta nuevo emprendimiento familiar.
El salto definitivo llegó en 2021, cuando aparece en la estructura de Beer Co Franquicias SA y Kimchi SA, conformadas en pocos meses y con el mismo núcleo duro de socios: Matías Teper, Darío Leibovic, Gabriel Jonatan Hendler, Uriel Dan Hendler, Fernando Goijman y Antonio Rodríguez. un grupo heterogéneo —algunos comerciantes, otros técnicos— pero que comparte un mismo domicilio social: Campillo 3074, una dirección que se repite también en otras sociedades vinculadas al holding.


En ambas empresas, Langieri aporta capital mínimo: suscribe entre 11 mil y 12.500 acciones, apenas el 11 o 12 por ciento del capital, pero logra ocupar cargos estratégicos como director suplente. Un lugar ideal para quien necesita figurar pero sin arriesgar, o invertir, demasiado.
La verdadera anomalía es, sin embargo, Tostado. La cadena de cafés y gastronomía que hoy opera con 66 locales operativos, proyecta llegar a cien en cuatro años y declara una facturación promedio de 80 mil dólares mensuales por local. Eso implica ingresos anuales estimados superiores a 63 millones de dólares.
Pero el origen del capital es un misterio.
La sociedad Tostado Franquicias SA, constituida recién en 2021, hoy tiene como presidente a Francisco Langieri Bullrich, elegido el 15 de marzo de 2024.
Según trascendidos periodísticos, la expansión de Tostado —con locales en shoppings premium, aeropuertos, zonas de alto tránsito y alquileres dolarizados— requeriría inversiones superiores a los 37 millones de dólares. Pero Langieri no registra antecedentes patrimoniales ni empresariales que permitan justificar una estructura de ese tamaño.
Aún más llamativo: la marca comenzó a ser impulsada por la propia Patricia Bullrich en redes sociales desde 2015, antes de que existiera sociedad alguna. Una promoción política camuflada como recomendación gastronómica, que hoy cobra un sentido distinto.
En 2024, y apenas semanas después de que Bullrich consolidara su alianza política con Javier Milei, varios titulares de las sociedades asociadas a Tostado renunciaron o transfirieron cargos a familiares directos. una jugada que los especialistas leen como una maniobra de blindaje ante eventuales investigaciones futuras.
A pesar de manejar un emporio multimillonario, Langieri aparece en la central de deudores del sistema financiero por cheques rechazados sin fondos que van de los 12.318 pesos a los 631.343 pesos. Montos inexplicablemente irrisorios para un empresario que preside una cadena valuada en millones.
Los rechazos involucran a: Tostado Buenos Aires SRL, Alimentación Pellegrini SA y Tostado Libertador SA.

Ninguno de esos cheques registra pago. El contraste es evidente: mientras las franquicias “facturan millones”, sus sociedades satélite no pueden cubrir sumas que, para un local gastronómico promedio, representan apenas algunas horas de operaciones.
El programa Telenueve denuncia, de Tomás Méndez, reveló en 2023 que Langieri supervisaba personalmente obras en locales de Tostado. Para un empresario con ingresos millonarios, resulta extraño estar controlando mampostería en persona. Para un emprendimiento familiar que crece aceleradamente, no tanto.
La investigación derivó en una denuncia penal presentada por un abogado. La causa, según se pudo reconstruir, no avanzó. No hubo citaciones, peritajes ni movimientos visibles. La Justicia argentina, que en otros casos actuó con velocidad quirúrgica, parece esta vez mirar hacia otro lado. La prensa tradicional tampoco profundiza. La combinación perfecta para que el caso se diluya.

Hay un dato más grave aún: una de las sociedades de Tostado tiene domicilio en la casa de la ministra, en Beruti 3822.
La estructura societaria repetida, el capital inexplicable, el crecimiento abrupto, los cheques rechazados, la falta de antecedentes empresariales, los vínculos familiares y la inacción judicial componen un cuadro difícil de justificar desde la lógica comercial.
Lo cierto es que detrás de los cafés, los tostados y la estética “casual”, hay una trama de poder, dinero y conexiones políticas que -como siempre en Argentina- nadie quiere investigar demasiado. (www.REALPOLITIK.com.ar)