12 de diciembre de 2025 | Nacionales

Entrevista REALPOLITIK.FM

Vacunas contra el COVID-19: "No acepto que a quienes cuestionamos nos pongan la etiqueta de antivacunas"

El médico y epidemiólogo Ramiro Salazar repasó en RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm) su trayectoria en la salud pública argentina, cuestionó el manejo sanitario durante la pandemia y denunció la pérdida de soberanía científica frente a decisiones impuestas desde el exterior.

Pablo Lenz

Ramiro Salazar inició recordando su raíz identitaria: “Fundamentalmente soy un hombre de esta patria argentina, nacido en Santiago del Estero. El primer título que tengo es el de ser santiagueño, y es la principal etiqueta”. Explicó que su vocación nació desde niño, entre el monte santiagueño, la vida silvestre y una fuerte tradición familiar ligada tanto a la música como a la medicina.

“El primer hombre que me trajo la epidemiología fue mi tío, Francisco Javier Cisneros, epidemiólogo y ministro de Salud de Santiago del Estero. Antes de estudiar medicina ya tenía conocimientos de epidemiología por los libros que él me regaló”, contó. Más tarde se formó como médico en Rosario y fue uno de los primeros egresados del Instituto de la Salud Juan Lazarte. “Siempre trabajamos en silencio, estudiando brotes, conteniendo epidemias y llevando calma. Nunca asustamos a la población”, remarcó.

Sin embargo, afirmó que esa lógica “cambió radicalmente en 2019 y 2020”. Según Salazar, durante la pandemia se invirtió el sentido histórico de la salud pública: “Pasaron a aterrorizar a la población con un discurso de que venía una enfermedad fulminante. Se ordenó encerrar a la gente sin haber visto siquiera el primer caso. En la historia de la medicina no hubo un acontecimiento así, donde bajara una orden desde el extranjero y todos los patitos se pusieran en fila”.

El epidemiólogo insistió en que toda definición sanitaria debe basarse en la observación clínica local. “El primer caso es la unidad que hay que estudiar. Si no nos ponemos de acuerdo en el primer caso, después se suman impresiones y diagnósticos subjetivos. La medicina tiene diagnóstico diferencial justamente para evitar comerse amagues”, sostuvo.

Para Salazar, la pandemia expuso una dependencia absoluta del exterior en todos los pasos del proceso sanitario: “La enfermedad fue definida afuera, el método diagnóstico vino de afuera y el tratamiento también. Y encima te dicen cómo usarlo. Muchachos, ¿cómo nos vamos a comer todo sin probar nada con criterio de soberanía sanitaria?”. En ese sentido, cargó contra las autoridades sanitarias: “La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), el ministerio de Salud de la Nación y los organismos gubernamentales debieron investigar qué ingresaba al país. Hasta hoy no se sabe. Es un acto de fe”.

Aclaró que sus críticas no responden a una postura antivacunas: “Yo debo ser una de las personas que más vacunas apliqué en el territorio nacional hasta 2019. Venimos de familias que vacunaron desde la época de la viruela. Pero lo que trajeron en 2020 era otra cosa: compuestos secretos bajo contratos confidenciales. No acepto que a quienes cuestionamos nos pongan la etiqueta de antivacunas”.

Salazar pidió convocar a un comité de científicos independientes “no pagados por laboratorios” para analizar las dosis aplicadas y los procedimientos utilizados: “La Argentina no está llena de tontos. Hoy más del 50 por ciento de la población ya se dio cuenta”.

Consultado sobre el silencio de la comunidad científica durante la pandemia, señaló: “Están todos condicionados por el financiamiento. El mercado de drogas –legales e ilegales– es el más exitoso del planeta. Unos los llamamos narcos, a otros laboratorios. Pero todos necesitan control, porque la población está expuesta”.

También comentó el reciente episodio televisivo que involucró a la médica Chinda Brandolino: “Le hicieron una emboscada. Y tuvieron que borrar el programa. Eso demuestra que están descubiertos. Cuando tienen que gritar para tapar o directamente borrar contenido, es porque algo se está cayendo”.

Finalmente, Salazar reivindicó su identidad cultural y profesional. “La principal etiqueta mía es ser santiagueño. No acepto otra. Y desde esa raíz digo: pónganse las pilas. Llamen a científicos independientes y analicen los frascos. La joda sigue”, concluyó. (www.REALPOLITIK.com.ar)