13 de diciembre de 2025 | Cultura
El título del libro, que en apariencia remite a algo infantil o naif, esconde un trasfondo mucho más profundo. “Nada es lo que parece tampoco incluso”, expresó la autora, asegurando que la obra excede cualquier primera impresión. Al explicar la trama, Salinas detalló: “Habla de una chica que se muda a una casa con pileta y se da cuenta al poquito tiempo de que al lado tiene un centro clandestino de detención, el mentado pozo de Quilmes”. Ese descubrimiento desencadena una búsqueda intensa: “Se arma una alquimia… entre la historia que sería la memoria y la memoria que ella intenta reconstruir”.
La protagonista recibe la noticia de que fue adoptada y podría ser hija de desaparecidos o incluso de represores. Ese terremoto identitario la obliga a iniciar un proceso de reconstrucción personal que, según la autora, “la lleva a acercarse a la historia de todos”. En la entrevista, Salinas reveló que la novela tiene un origen íntimo: “Tiene que ver con mi historia, yo soy adoptada”.
Relató que la duda sobre su identidad la llevó a realizarse un análisis en Abuelas: “Las dudas eran muy fuertes y a mí me carcomía la posibilidad”. Al atravesar el proceso comprendió una dimensión más profunda: “Lo fuera o no, también lo era, porque somos todos hijos de esa época… el tejido se rompió para todos”. La autora reflexionó también sobre el modo en que se discute la historia reciente en los medios y la sociedad: “No se puede recomponer algo así negándolo… de esa forma no se puede”. Y cuestionó la obsesión por los números o las peleas políticas: “Me parece que hay algo mucho más frágil… queda la pelea, el debate, la confrontación”.
Frente a esa dinámica, reivindicó la potencia del arte y la literatura como vías para abordar estos temas sin rigidez: “Sentía que había salido algo que era como hablar de un tema pero en la práctica… y dejar atrás esto que vos estás diciendo del ciruelismo, la bajada de línea”. Para Salinas, la clave está en recuperar los sentires, no los dogmas: “Me aburre mucho lo que son los maestros ciruelas que dicen cómo tienen que ser las cosas”.
Durante la charla, también planteó reparos sobre la institucionalización absoluta de las identidades: “Que alguien te venga a dar la verdad absoluta de una institución sobre un sujeto… produce gente masa”. Ante eso, reivindicó la educación y la transmisión abierta para avanzar en la reparación histórica: “Tenemos la obligación de sanar… de ir a la historia, de seguir estudiando y de que nuestros niños y adolescentes puedan contar cómo lo reciben y hacer su historia”.
La escritora explicó que la novela incorpora elementos oníricos y fuera de lo convencional: “Tiene algo de medio de Alicia en el país de las maravillas… a veces no se sabe de qué estamos hablando porque hay otro espíritu atrás de las cosas”. Para ella, ese tono dialoga con la naturaleza misma del tema: “Es bastante descabellado… pero con consecuencias realmente muy graves”.
Al finalizar la entrevista, invitó a los lectores a acercarse a Casa con pileta: “Yo les diría que sí, que es una buena lectura para estar cerca del agüita… quizá cerca de la costa”. El libro ya está disponible: “Lo consiguen en todas las librerías del país y si están afuera, Editorial Planeta te lo manda en distintos formatos”. (www.REALPOLITIK.com.ar)