13 de diciembre de 2025 | Nacionales
La elección del intendente de Venado Tuerto (Santa Fe), Leonel Chiarella, como el flamante titular del comité nacional de la Unión Cívica Radical (UCR) dejó en claro dos cosas para el presente y la coyuntura, pero muy poco en cuanto a proyección.
La primera certeza es que ninguno de los dirigentes de peso quiere hacerse cargo de lo que el propio Chiarella definió como una “papa caliente” por las obligaciones y problemas que se van a contraer con sólo ocupar el sillón que dejó el economista Martín Lousteau.
La otra cuestión clara tiene que ver con la fuente del poder que ungió al joven jefe comunal de treinta y seis años a tan alto cargo institucional partidario y tiene que ver con los gobernadores radicales que tuvieron en común su participación electoral en Provincias Unidas y la corriente Evolución, que coordinan el mencionado Martín Lousteau y el exdiputado nacional, Emiliano Yacobitti.
Curiosamente, el frente Provincias Unidas fue una apuesta extrapartidaria que ninguna convención nacional autorizó y allí tuvieron fuerte incidencia el entonces gobernador Gustavo Valdés (único ganador con ese sello), sus colegas Carlos Sadir (Jujuy) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe). Este último salió tercero en las elecciones nacionales pero, por esas cuestiones de la política que no tienen lógica, postuló con éxito a Chiarella, a quien consideran un fiel ejecutor de su pensamiento.
Muchos suponen que Pullaro tendrá una enorme ascendencia sobre el flamante jefe partidario, a quien le falta trayectoria partidaria y esa fuerte dosis empírica que se requiere en los partidos como, por ejemplo, haber atraveado caminos sinuosos que fortalezcan el temple para analizar escenarios complejos y dotar de mayor calidad a las decisiones. Esto se convalida en partidos políticos nacionales con mucha historia y, además, con dirigentes que juegan al ajedrez bajo el agua.
La inexperiencia de Chiarella asoma sólo con dar cuenta de sus treinta y seos años. Algo que expone que nació después de la época del presidente Raúl Alfonsín y en épocas de hiperinflación y mememismo que llevaron al radicalismo a una suerte de purgatorio.
No obstante, tiene un gran activo, que no es poco, y se relaciona con sus estridentes triunfos por amplio margen contra sus rivales a la hora de competir por la municipalidad de Venado Tuerto, uno de los más poblados y de importante significado económico y productivo en el sur de Santa Fe.
El cordón umbilical entre Provincias Unidas y Evolución parece que está entre Lousteau y Pullaro, dado que este último nunca dejó de reconocer a aquel como un referente sobre quien respaldarse y esto estuvo presente cuando aquel fue electo gobernador en una provincia en la que el radicalismo no gobernaba desde hacía sesenta años.
Lousteau tuvo un año electoral muy crítico que intentó empardar con el rescate sobre la hora de su banca de diputado en el Congreso de la Nación Argentina. Poco antes había perdido, por humillación, la elección para legisladores porteños integrada por militantes de su corriente. No obstante, suele sacarle jugo a las rocas y siempre se espera que saque algún as debajo de su manga en sociedad con Emiliano Yacobitti.

Pullaro no quiso asumir un liderazgo nacional partidario, pero nunca renunció al status de referente con influencia y, en tal sentido, nunca dejó de dialogar con distintos sectores. Por caso, fue el mismo Pullaro quien habilitó su provincia como sede de un plenario nacional que parecía incubar un espacio contra las políticas de Javier Milei. Allí estuvieron, hace unos meses, Federico Storani, Luis Cáceres y otros referentes que están a kilómetros de distancia de los libertarios.
Sin embargo, Pullaro volvió a dar señales de “moderación” política y se insertó en una zona de confort a la medida de sus expectativas electorales como es la citada alianza de centro.
En este esquema parecen reservar energías para algún momento oportuno dirigentes de la talla del propio Gustavo Valdés y el jujeño Gerardo Morales, quienes pusieron su cuotaparte para que este nuevo comité nacional salga a la luz.
El acuerdo se percibe y con mucha claridad en la constitución de la mesa directiva donde, para dar algunos ejemplos, hay gente de Evolución, como la exdiputada nacional, Danya Tavela, y la dirigente universitaria, Piera Fernández; la actual legisladora jujeña María Inés Zigarán y la representante de Corrientes, Gabriela Valenzuela.
En cuanto a Corrientes, su exgobernador Gustavo Valdés prefirió guardarse con el hipotético objetivo de empoderarse y tener las manos libres para negociaciones en las cuales no tenga ninguna presión formal partidaria.
En términos generales, quedan muchas dudas sobre la proyección de este nuevo comité nacional y el vuelo que pueda tener para enfrentar una tormenta dolorosa causada por inumerables derrapes electorales.
Justo cuando la situación requería de un liderazgo fuerte, el presente arrojó algo distintos. La compulsa entre dirigentes, tal cual una pelea de pavos reales, derivó en una fórmula distinta: la de una representación que no promete mucha incidencia en el debate de los grandes temas nacionales, en una instancia histórica y clave. (www.REALPOLITIK.com.ar)