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12 de marzo de 2017 | Política de medios

Informe REALPOLITIK

La pobreza en Argentina, Buenos Aires y en los medios

El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) fue, en las últimas dos décadas, una creciente fuente de polémicas. Especialmente para los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, para quienes los datos que publicaba dicha institución eran poco menos que dardos venenosos que debían sortear en medio de la selva de medios de comunicación creada por el Grupo Clarín.

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por:
Santiago Albizzatti

El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) fue, en las últimas dos décadas, una creciente fuente de polémicas. Especialmente para los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, para quienes los datos que publicaba dicha institución eran poco menos que dardos venenosos que debían sortear en medio de la tupida selva de medios de comunicación creada por el Grupo Clarín.

Para Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, en cambio, fueron un oasis al que aspiraban llegar cuando la sed de ideas políticas los atacaba en medio del desierto. Cuando las cosas parecían empeorar para ellos, llegaba el Observatorio con sus datos y les daba algo con qué divertirse durante un buen rato. Como quien le tira un cordel de hilo a un gato sabiendo que se quedará entretenido con eso unas cuantas horas. Hasta ahora.

Esta vez, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) asestó el dardo en su propio compañero de equipo. Y la herida no para de supurar veneno. El dato fue contundente: la pobreza y la indigencia volvieron a aumentar y afectan a 13 millones de personas, de las cuales 3 millones no pueden siquiera comprar el alimento que se quieren llevar a la panza.

No es este un dato menor. Dicho en criollo, el presidente que en campaña prometió “pobreza cero” acaba de crear un 1.5 millones de nuevos pobres. El momento en el que llega el dardo tampoco es menor. Los sueldos no se mueven desde noviembre a la espera de paritarias. Aumentaron la nafta, los alimentos y los servicios. Ayer mismo el ministro de Energía Juan José Aranguren, que pareciera emular al famoso “niño burbuja”, ni se inmutó al confirmar los aumentos de hasta un 500 por ciento en el gas a partir de diciembre. La inflación del 2,5 por ciento volvió a golpear y el consumo continúa estancado, aunque a la sociedad no le hacen falta los números: vive el ajuste día a día. El sueldo no alcanza.

Infobae tituló: “Marcos Peña habló de las nuevas cifras de pobreza, la CGT y las ‘avivadas’ de la oposición”. La Nación, por su parte, señaló que “Para la UCA, creció la pobreza y en casi un año hay 1,5 millones más de pobres”, agregando en su bajada: “Entre 2015 y el tercer trimestre de 2016, aumentó de 29 por ciento a 32,9 por ciento; en tanto, hay casi 600 mil nuevos indigentes, según anunció Agustín Salvia”.

En la provincia de Buenos Aires el asunto no mejora ni un ápice. María Eugenia Vidal podrá ser, hasta el momento, la dirigente que mejor mide en el caos que personifica Cambiemos en el país. Sin embargo, las irregularidades que ocurren día a día en las licitaciones de la provincia, la pobre gestión que se desarrolla en Salud, los furcios de Joaquín de la Torre y su vinculación a polémicos dirigentes como el oscuro intendente de Lanús, Néstor Grindetti, la dejan mal parada una y otra vez. La gobernadora, conocedora del paño, sabe que debe mejorar su imagen. Urgente.

En este contexto, los datos de la pobreza en la provincia conforman una bomba a punto de estallar. No es para menos. La provincia, desde que asumió María Eugenia Vidal, ha sumado 111 mil nuevos desocupados y algo más de 500 mil nuevos pobres. Desde el Frente Renovador apuntaron a su gestión, que no crea nuevos empleos y, al no alcanzar el dinero para llegar a fin de mes, deja en la calle a los que optaban por un empleo informal para poner el pan sobre la mesa.

Hoy, la provincia de Buenos Aires ostenta 5.293.000 pobres. En criollo, más del 30 por ciento de la provincia no llega a fin de mes. Son millones de hombres y mujeres en la desesperación de no poder cubrir las necesidades propias y las de sus hijos, que salen a la calle a pedir, mendigar, vender lo que haya a mano o a veces a algo peor.

Los bonaerenses conocemos esta historia de memoria, más pobres es igual a más inseguridad y a menos educación. María Eugenia Vidal también conoce esta historia de memoria y se configura como el impulso, voluntaria o involuntariamente, del espiral descendente en el que ha entrado la provincia y que, lejos de detenerse, pareciera tomar cada vez mayor velocidad. (www.REALPOLITIK.com.ar


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