
Tecnología
En el año 2005 el Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado se presentaron en el Estadio Ciudad de La Plata. Se hizo un cálculo de la cantidad total de personas permitidas dentro del estadio, que es de tres por metro cuadrado (continúa siendo el mismo hoy) y se calculó que podían entrar hasta 50 mil...
En el año 2005 el Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado se presentaron en el Estadio Ciudad de La Plata. Se hizo un cálculo de la cantidad total de personas permitidas dentro del estadio, que es de tres por metro cuadrado (continúa siendo el mismo hoy) y se calculó que podían entrar hasta 50 mil. La empresa organizadora del recital, preocupada por perder dinero dado que había una cantidad de fanáticos interesados en comprar su entrada muy superior a ese número, pidió aumentar la cantidad de personas que podían ingresar. Como el municipio y la provincia (por entonces gobernada por Felipe Solá) se mantuvieron firmes, se decidió hacer dos recitales, en los días 12 y 13 de noviembre.
En el primer recital hubo 50 mil personas y en el segundo 35 mil. En ambos hubo, por ejemplo, cincuenta ambulancias y contadores electrónicos en cada puerta, para asegurarse que las personas que entraban al estadio no superaban el número máximo permitido. Doce horas antes del comienzo del recital, el municipio se presentó a corroborar que todo lo que debía estar según las exigencias de la habilitación, estaba en su lugar. Nueve horas antes de que comience el recital, el gobernador Solá llamó para asegurarse que todo estaba en orden.
Se dispusieron los predios que actualmente ocupa el Club San Luis para que los asistentes puedan acampar y se decidió un plan de resarcimiento en caso de que ocurra algún desmán y haya que cubrir los costos del mismo a algún comercio o un domicilio particular.
El recital fue un éxito. El primero del Indio como solista y sin ningún problema.
Nada de esto ocurrió el 11 de marzo de 2017 en Olavarría.
El encargado de seguridad del reciente recital en Olavarría habría sido el polémico ex Cuestión de Peso Facundo Echeverría, quien se hizo famoso por algo mucho más grave que el haber intentado sin éxito bajar un centenar de kilos de más: habría intentado fraguar su documento para figurar en la lista de concejales de Ituzaingó, teniendo domicilio en Capital Federal, por el Pro.
Gran amigo de María Eugenia Vidal, a quien conoció en los talleres para la obesidad a los que concurrían juntos, la gobernadora participó de su casamiento en Capital Federal. Echeverría votó en Capital Federal y, dos meses después, la ahora gobernadora pretendió que ingrese, con documento trucho, a la lista de concejales del Pro en Ituzaingó. Osvaldo Marasco, que por entonces encabezaba la lista, se negó a llevar adelante semejante acto delictivo, y esto acabó con su candidatura.
Echeverría es, además, amigo de Ramiro Tagliaferro, ex esposo de María Eugenia Vidal. Tan amigos que van juntos al casino. Esta inclinación por el juego lo involucró en otro escándalo, cuando Fernando de Andreis, actual secretario general de Presidencia de la Nación, lo denunció por haberse robado el dinero de la juventud Pro para irse a jugar a la ruleta.
Luego de ambos hechos delictivos, Facundo Echeverría fue trasladado, a pedido de Vidal, al gobierno provincial, donde manejó durante cinco meses una camioneta del ministerio de Desarrollo Social para hacerle trámites personales a la gobernadora. Luego de asumir, María Eugenia Vidal le pasó el problema a Cristian Ritondo, quien lo nombró director de Relaciones Interjurisdiccionales a regañadientes. Así llegó a ser Echeverría, entonces, el encargado de la seguridad del recital del Indio Solari en Olavarría y el que debió haber evitado las dos muertes.
La firma que montó el espectáculo, En Vivo S.A., de los hermanos Marcos y Matías Peuscovich, tiene experiencia en organizar recitales que terminan en tragedia. Entre su frondoso pasado, se encuentra el haber sido la empresa responsable del recital de La Renga en La Plata, en el 2011, en el que Miguel Ramírez murió al ser alcanzado por una bengala.
El municipio de Olavarría, no obstante, no puede desligarse legalmente de la tragedia, tal y como intentó hacerlo Ezequiel Galli. El intendente no previó adecuadamente las medidas de seguridad que debían tomarse para un recital que superaba la cantidad total de habitantes de su ciudad. Tampoco la provincia se encargó de ayudar al municipio con mayor cantidad de efectivos. El nivel de improvisación del gobierno provincial y municipal fue alarmante. El municipio además habilitó el predio, lo que lo hace responsable de constatar doce horas antes del recital que todo lo que exigió en la habilitación esté en regla. No lo hizo.
En el recital no hubo contadores electrónicos. Nadie contó cuánta gente había exactamente en el predio. Es por esto que la fiscal habló de más de 500 mil personas, la productora de 200 mil y el intendente de 350 mil. Ninguno de los organizadores sabe a ciencia cierta cuánt gente había en su propio recital.
Ningún contrato delega la seguridad que el estado tiene que brindar a un privado. La seguridad de lo que ocurrió en las calles, los camiones trasladando gente como ganado, los autos yendo a contramano por la ruta provincial número 3 y los desmanes en los comercios y domicilios de la zona son responsabilidad absoluta del municipio de Olavarría y de la gobernadora María Eugenia Vidal. ¿Quién sino es responsable de controlar los desmanes sobre la ruta 3?
El estado, desde el momento mismo en que emite una habilitación, tiene la obligación de controlar que todo esté acorde a los requisitos que exige dicho documento. El intendente no puede permitir que sus funcionarios se vayan a dormir. Es responsable. Del mismo modo en que el estado controla que un comercio habilitado para vender alimentos efectivamente venda eso y no autos o patinetas, tiene que controlar si un predio que está habilitado para menos de 200 mil personas tiene, efectivamente, esa cantidad de gente. Si tiene una cantidad mayor o, peor aún, los responsables ni siquiera saben cuántas personas tienen dentro del predio, automáticamente se cancela el show. Se cancela o, literalmente, gente muere.
Existe también una grave defraudación al fisco. Una parte de lo que se cobra en las entradas va a parar a la provincia. A la provincia de Vidal que está fundida y necesita cada centavo de recaudación. Sin embargo, en el recital que organizó su mano derecha Facundo Echeverría, habría habido una enorme cantidad de entradas vendidas por encima del total permitido que, claro está, no se declararon y fueron a parar por completo a las arcas de la productora (o quizá también de alguien más). Resulta extraño en un funcionario de su talla, que se habría acostumbrado a manejar grandes sumas de dinero como valijero de la Anses.
Desde que ocurrió la tragedia de Cromañón, las normas de seguridad se han ajustado notablemente. Solamente en La Plata, se han cancelado más de doscientos recitales por no cumplir con las normas. Para un recital de 50 mil personas, por ejemplo, se necesitan cincuenta ambulancias. En el recital del Indio Solari en Olavarría, de algo más de 350 mil personas, se habían estacionado en el predio sólo diez.
Hacía falta un trabajo de coordinación entre el representante del ministerio de Seguridad, Facundo Echeverría; el intendente de Olavarría, Ezequiel Galli; y los hermanos Marcos y Matías Peuscovich, de la productora responsable del evento. Lo que hicieron el amigo de María Eugenia Vidal acusado de fraguar su documento y robar el dinero de la juventud Pro, el intendente que publicó una selfie hablando de la seguridad del evento antes de la tragedia; y los hermanos que ya suman 3 muertes en su currículum, fue lo que se podía esperar de personas con éste prontuario. (www.REALPOLITIK.com.ar)
¿Qué te parece esta nota?
MÁS NOTICIAS